Franco, ese hombre

Como puesta ahí a propósito, el otro día apareció en casa una publicación de acreditada virilidad marcial, subtitulada Revista del Recreo Educativo del Soldado. La gracia es que se corresponde con los meses septiembre y octubre de 1975, por lo que ante la consternación pública del estamento militar, ya se estaba gestando la desaparición pública del caudillo. Con el encabezamiento Francisco Franco, una vida al servicio de España, los redactores tratan de resaltar junto a su amor a un hombre providencial, el recuerdo de una época gloriosa que en la Historia de España marcará la grandeza de un resurgir lleno de esperanzas. Aparte de cómo ha respondido el pueblo español, dice, nada hubiera sido posible sin este hombre providencial, Francisco Franco, artífice de un resurgir; restaurador y reconstructor de la Patria, que lleno de Amor, Voluntad, Sacrificio, Tesón, Lealtad, Prudencia y Decisión, ha dedicado su vida a una entrega diaria al logro de un Estado Social de Derecho que hoy muestra un generoso haz de posibilidades para la conquista definitiva del Desarrollo y la Paz por parte del agraviado pueblo español.

Palabras que traen de nuevo a la memoria las lágrimas de Carlos Arias Navarro, o la multitudinaria despedida de los españoles, mitad acojonados y mitad estremecidos de emoción. Y ahora los entresijos del traslado desde su atalaya del Valle de los Caídos, algo que debería haberse acometido hace muchísimo tiempo. Porque como dice el escritor Isaac Rosa, la tumba del dictador con sus misas dominicales no es una herencia del franquismo, sino mero consentimiento de la democracia. La familia y la Fundación Francisco están poniendo todo de su parte por embrollar el asunto, ignorando entre otras cosas que Franco no era un caído. Y además ocupa un lugar de culto en la basílica, como es el trascoro, algo que se mire como se mire es una aberración. En fin, tal como recuerda la vieja revista, eran días de recuerdo, meditación y oración. Y si no existe consenso, hay una última posibilidad. Inhumarlo en El Pardo junto a su esposa, y que la naturaleza siga su curso.