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León

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La Bellota del número 2 tiene un papel capital en la historia de los grandes proyectos empresariales de León. La pala, con su doble cara, presta igual para abrir zanja profunda que para colmar de tierra el agujero hasta enterrar lo que haga falta, fue la herramienta en la que se apoyó el levantamiento del emporio alrededor del cual iba a pivotar el desarrollo de la provincia. Se anunciaban billetes de 5.000 pesetas caídos del cielo, después de que el escenario se adornara con aquellas cuatro palas que le mandaron ir a comprar a Pedrín Mielgo para que las lucieran los representantes de las administraciones públicas y el preboste de la multinacional americana. Hay testimonio de la foto en la que los uniformados de los trajes y las gabardinas color crema reposan el pie encima del apero como si descansaran en el estribo a punto de dar el salto que nos embarcaría en el vehículo del progreso industrial. Se cumplió apenas hace dos meses el cuarto de siglo de esa instantánea que se aparece ahora como un fantasma: la resurrección de aquella primera piedra de Biomédica bajo la firma del acuerdo, publicitado con golpes de pecho por parte del Gobierno y la Junta, con el que esta semana NSR se venderá como la solución hallada por los políticos para convertir la vacante de Vestas en la palanca de creación del polo del acero de Villadangos.

La aparición de un salvavidas de la economía leonesa en el que las administraciones se resguarden de la contestación social, apenas a medio año de las elecciones, hace cuestionar los planteamientos mantenidos. Frente a las justificación manida de que las empresas se colocan donde quieren sin que influyan otros factores, como se explicó siempre desde la Junta para defender la abundancia de Boecillo, se destapa el papel intervencionista de la política para orientar las estrategias. Pero la patita mostrada por debajo de la puerta desvela además el atractivo de León como enclave logístico del noroeste, a pesar de las zancadillas y los retrasos intencionados para la ejecución de infraestructuras como Torneros, que deben ser la base sin la cual se volverá a caer en el pozo de las subvenciones a fondo perdido a empresas que alzan el vuelo cuando acaba el compromiso temporal pactado. NSR, que hace meses firmó otro acuerdo similar en Santander sin que haya cumplido todavía, desentierra ahora la Bellota del 2. A ver si saben esta vez por dónde se coge.

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