cuerpo a tierra
Que me quede como estoy
Reconozco que ha sido algo personal, una noticia que para la mayoría pasaría sin pena ni gloria, pero que a mí me ha llegado muy hondo porque me ha parecido el signo que faltaba, una señal, la definitiva confirmación. Ha sido leer —casi al mismo tiempo que el anuncio del desembarco de la metalúrgica nsr— que una leonesa representa a España en la Copa Mundial de arte floral en Philadelphia y saber con total certeza que esto nuestro ya no lo reindustrializa ni Dios. Que León está desahuciado para la repoblación, los planes provinciales, los fondos perdidos de la Junta y el pleno empleo. Aquí se acaba cualquier esperanza de resurrección. Hasta las que no teníamos.
Y no porque nuestra promesa del arte floral —que se llama Soraya Rojo, tiene floristería en Sahagún y a la que le deseamos todos los éxitos desde aquí— vaya a una ciudad tan lejana a triunfar, que eso es parte del menú del día a día de muchísimos jóvenes leoneses, sino porque según todas las previsiones va a volver y no será para jubilarse porque todavía le quedan por delante muchos años de cotización, ni de fin de semana para ver a los amigos y a la familia. Va a regresar —que es el verbo que conjuga permanentemente el alcalde de Villadangos con mucho acierto refiriéndose al éxito de su polígono industrial: no habla tanto de empleo como de la vuelta de todos los que se tuvieron que ir a la caza de trabajo porque aquí no lo había— y en ese regreso se frustran a la vez dos profecías: la del irás y no volverás, por un lado, y el mito de Odiseo, que establece en veinte años el periodo de ausencia de la patria. Hace ya un tiempo que no se vivía un caso así por estos lares.
Uno ha sostenido ya en alguna ocasión la obviedad de que si todos los paisanos desperdigados por el mundo regresaran esta provincia mortecina volvería por sus fueros. Y aunque, a día de hoy, cuesta más imaginar de nuevo llenas las casas de nuestros pueblos que recordarlas repletas de vida, si ese retorno fuera de golpe y porrazo no sé si lo resistiríamos. Por ahora, todas estas buenas noticias así lo confirman, conformémonos con celebrar los insólitos acontecimientos a los que estamos asistiendo: dos prontos regresos. La demografía y economía de sustitución.