TRIBUNA
La ¡no! solución para el sector industrial leonés
T ras el anuncio de la compañía Network Steel de comenzar su producción en el Polígono Industrial de Villadangos han sido varias las voces públicas que se han apuntado un tanto por el logro conseguido y que, incluso, se han materializado en propuestas concretas.
Me refiero al Plan Territorial de Fomento del Polígono de Villadangos puesto en marcha por la Junta de Castilla y León. Una solución industrial que permita sustituir la actividad de la deslocalizada multinacional Vestas y generar puestos de trabajo en similar número o con capacidad de crecimiento en el tiempo. Una solución, sin embargo, con luces y sombras.
A nadie se le escapan las ventajas que este proyecto, de desarrollarse adecuadamente tal y como ha sido planteado, supone para el tejido empresarial e industrial leonés: favorecer el emprendimiento, la implantación de empresas y la competitividad del tejido productivo; favorecer el desarrollo empresarial o retener y atraer capital humano.
En definitiva, creación de empleo y riqueza y sobre todo, revitalizar un sector industrial herido de muerte.
Lo más fácil es quedarse en este punto pero para conocer realmente si esta propuesta cumplirá su objetivo hemos de mirar un poco más allá. Las medidas que se implementan para la entrada de Network Steel como consecuencia de la salida de Vestas son nada más y nada menos que soluciones a corto plazo puesto que no resuelve los problemas estructurales del sistema productivo industrial. Son medidas insuficientes que se basan en ayudas públicas y subvenciones que solo servirán para paliar temporalmente las dificultades, pero no para solventar los problemas de fondo que limitan la competitividad y el crecimiento del tejido productivo.
Problemas como el exceso de regulación y trabas burocráticas; los elevados costes de la energía en comparación con otros países; la abultada carga fiscal que padecen las empresas por parte de las distintas administraciones; los impuestos medioambientales; los desincentivos normativos y tributarios; la disparidad normativa a nivel mundial y la falta de control de mercados en la UE frente a empresas de terceros países son elementos a reconsiderar y dar una solución para la viabilidad de nuestro sector productivo industrial, pues incide fuertemente en la falta de competitividad y la supervivencia. Si no se afrontan y resuelven estos problemas, se podrán producir nuevas deslocalizaciones, cierres y/o desvío de inversiones a otros destinos más competitivos.
Asimismo, las empresas ya asentadas en la provincia así como las que en un futuro deseen hacerlo merecen información clara y transparente sobre el Plan para que así tengan conocimiento de las condiciones establecidas tanto por la Administración Central como por la Administración Autonómica.
En definitiva, igualdad de oportunidades con el resto de empresas de la provincia. Otras empresas capaces también de generar un alto número de empleos directos e indirectos radicadas en nuestra provincia han reclamado sin éxito en numerosas ocasiones inversiones viarias y de comunicaciones para facilitar su actividad, por lo que sería deseable la intervención de las distintas Administraciones para una solución rápida. Independientemente de quién sea la recién llegada, es indudable que lo ha hecho en el momento justo y en el lugar adecuado para convertirse en una perfecta arma electoralista.
Así, más allá de los posibles cambios de gobiernos como consecuencia de los próximos procesos electorales autonómicos y nacionales o como resultado de la inestabilidad política, es imprescindible blindar los compromisos tanto de la Administración Estatal como Autonómica. Que vayan más allá de las palabras y se conviertan en hechos de futuro para evitar fracasos como, por poner un ejemplo, el producido en Andalucía con el Plan Linares Futuro para la industrialización de la comarca.
La industria en la provincia leonesa es un elemento prioritario en estos momentos y así debe ser considerada por todos los agente sociales, económicos y, sobre todo, políticos pues son estos los que tienen en última instancia la capacidad de cambiar las cosas.
Se ha de hacer una radiografía de los graves problemas estructurales del sistema para evitar que la incertidumbre de la situación actual y la falta de reformas puedan provocar a corto plazo la deslocalización de otras tantas empresas y la llegada una y otra vez de nuevos proyectos cortoplacistas.