AL TRASLUZ
La sangre de otros
Cuando Torra abogó por la vía eslovena estaba siguiendo un axioma de Hegel, según el cual los grandes hombres han de estar dispuestos a sacrificar a algunas «florecillas inocentes», antes de acceder al despacho que la Historia les tiene reservado. Puro pragmatismo, con sangre de los demás. El filósofo alemán se refería a Napoleón. Torra no lo es, pero él cree serlo. La vía separatista eslovena causó en diez días de guerra 60 muertos y 300 heridos, le han recordado.
No era necesario, lo sabía y por eso la propuso. Por supuesto, no especificó si entre esos sacrificados está dispuesto a figurar él. Su sentido de la entrega personal llega hasta sus anunciadas 48 horas sin degustar butifarra del payés, en solidaridad con la huelga de hambre de los políticos presos. Los dictadores, y él está en ello, siempre dan por hecho que los muertos han de ser otros, ajenos o propios. Pero Torra quiere féretros. Cuánta maldad, cuánta degradación. En un torpe malabarismo con la cobardía, su partido niega ahora que su líder dijese lo que dijo. Alegan que son pacíficos y que el violento es el Estado. Sí, cuánta maldad y cuánta degradación.
Leo en El Español que algunos políticos presos en huelga de hambre están tomando a escondidas batidos nutricionales. No diré que me haya sorprendido, son reos de cinco tenedores. En cambio, gran paradoja, en Waterloo, Carles sigue ganando kilos y perdiendo peso.
La Vanguardia nos sobrecoge con el titular: «Puigdemont dispuesto a volver a Cataluña si es investido presidente». En mis tiempos, un periodista serio no podía escribir un titular así sin que le diera la risa floja.
Asegura el ex president que el independentismo es el «dique de contención al fascismo». Caramba, ¿acaso hay algo más fascista que el dinero sucio de los Pujol? Con colchones suizos no se hacen barricadas. Extrema derecha, extrema izquierda, extrema desfachatez... Gracias, Constitución de 1978, si no es por ti ahora España sería un país similar al que Torra y su tropa quieren imponer en Cataluña. Fue rebelión entonces y sigue siéndolo ahora.