Crudo panorama el del PP

Diríase que Pablo Casado se había aplicado aquello de «lo urgente es esperar» (a ver que deparaban las urnas andaluzas) antes de proclamar los candidatos del PP a presidir las comunidades autónomas en liza el próximo mayo. La sacudida andaluza, y en especial la irrupción de Vox, hace ahora de extrema urgencia oficializar esos carteles electorales que Casado ha tenido congelados desde que accedió a la presidencia del partido.

Aunque no estuviera en cuestión su confirmación, el presidente y candidato oficioso del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha perdido un tiempo precioso para proyectar su figura ante un electorado que, a tenor de los sondeos, ni le conoce ni le aprecia en la medida deseable. Y adelantándose a su inminente proclamación oficial, Mañueco abandona esta misma semana la alcaldía de Salamanca para dedicarse exclusivamente a su candidatura, algo que lleva meses haciendo el socialista Luis Tudanca.

Si antes de aparecer en escena Vox, el PP ya tenía complicado el panorama en Castilla y León, tras la irrupción del ultrapatrioterismo, que aquí tiene a Ortega Lara como estandarte, lo tiene realmente crudo. Al número dos de Mañueco, el secretario autonómico, Francisco Vázquez, le llovieron las críticas por haber dado por bueno un resultado que situaba en 35 el numero de escaños populares en el próximo parlamento, lo que supondría la perdida de siete de sus procuradores. Con Vox en el nuevo reparto, ya se darían los populares con un canto en los dientes si no bajan de los 30 escaños y mantienen su condición de fuerza más votada (sin que esto último les garantice, como le va a pasar a Susana Díaz, la presidencia de la Junta).

Para mayor contrariedad, el PP de Castilla y León afronta el trance con un ambiente interno enrarecido a causa de la guerra sorda que envuelve la bicefalia entre el aparato del partido y el gobierno autonómico. Juan Vicente Herrera no solo no ha accedido a retirarse para prestar a Mañueco la plataforma electoral que hubiera supuesto su acceso a la presidencia de la Junta, sino que además ni se ha molestado en presentar unos Presupuestos para 2019 en los que el candidato pudiera apoyar su campaña, legándole por el contrario una prórroga presupuestaria electoralmente perniciosa.

A este deterioro interno cabe atribuir la reciente filtración del whastapp que dejaba al descubierto la torticera estrategia del PP sobre la carrera profesional de los funcionarios de la Junta. Un mal rollo que, lejos de remitir, puede ir a más a medida que se vaya conociendo la purga que les espera a determinados conspicuos herreristas que aspiran a sobrevivir al propio Herrera. Y todo esto sin que se haya abierto todavía el melón de los candidatos a las principales alcaldías, que en algunas plazas se presenta no menos enrarecido.