Cosas que hacen ‘bum’
Nos privan las cosas que hacen ‘bum’. Hoy en día es lo que realmente atrae nuestra atención, casi lo único que nos fascina o nos preocupa. Algo que no haga ‘bum’ es un tostón, un coñazo, carece de fuerza, no hay traca final, vaya muermo. Así es esta época: la mayoría de películas no puede prescindir de su pertinente artillería de acometidas y explosiones; los libros, de faldumentos que aseguran cosas como «no puedes dejar de leer este libro» (pues sí puedo, mira, lo estoy haciendo) o que su autor es el Cervantes del siglo XXI; y los grupos de música, de variadas referencias a premios revelación y a apariciones en festivales con nombre playero y campanudo. Una ola exageradora e hiperexhibicionista, siempre tendente al espectáculo, lo anega todo y muy poco se salva: la política, la economía, las relaciones sociales, los medios... aquí no vale quien mejor lo haga sino quien más ruido meta. Resumen: en los telediarios solo aparecen cosas que hacen ‘bum’, título de un libro de Kiko Amat quien por cierto estuvo en León la semana pasada tras raros trayectos (desvío de vuelo incluido), y la pinta de quien arriba a Vladivostok.
Estos días asistimos a bastantes ‘bums’ estallando en nuestras pantallas. Y vamos a ver muchos más en los próximos tiempos. Como todo el mundo —pero todo de verdad— anda intentando dar el cante en las redes, ‘posicionarse’, disponer de unos milisegundos o minutejos de gloria viral, el listón está muy alto y es necesario trabajarse el ‘bum’ con enorme intensidad. En caso contrario, no te hace caso ni el perro.
Hay que organizar huelgas de hambre y manufacturar mártires porque, si no, el respetable cambia de canal o se pasa al españolismo. Hay que vociferar contra el extranjero o contra el diferente, hay que votar como quien pega tiros, hay que liarla parda porque, como me decía un paisano del Húmedo, «¿alguien tendrá la culpa de todo esto, no?».
Pero alto ahí, porque los franceses, que son profesionales de la revolución desde el histórico afeitado a Luis XVI, también han empezado a hacer ‘bum’. ¿Y saben de dónde procede la movida? De la ‘Francia vacía’, de esas pequeñas ciudades y pueblos especialmente castigados por la crisis. ¿Se imaginan ahora a Soria, a Zamora... o a León, haciendo ‘bum’?