EDITORIAL | El Bierzo alza la voz de la exigencia
Más de 20.000 personas para defender las razones de una comarca de 130.000 habitantes que grita con más fuerza que nunca un ¡basta ya! de contundente hartazgo. El de quienes han visto desmembrarse en los últimos años las hasta hace poco poderosas estructuras de un empresariado emprendedor e innovador; el de quienes pierden ahora los últimos restos del negocio energético, que ha sido la base de su economía durante más de un siglo. Sin alternativas a la vista.
El hartazgo también de una comarca que tiene que reivindicarse por sí misma, porque se siente marginada del debate sobre el futuro de la provincia y de la Comunidad. El Bierzo reclama protagonismo, oportunidades y participación en los planes estratégicos para tejer el futuro de una provincia que trata de reordenar sus pilares económicos para sentar las bases de un futuro que le permita poner freno a una sangría poblacional ya histórica, pero ahora galopante.
La manifestación convocada ayer en Ponferrada por los sindicatos, que contó con el respaldo de colectivos de todo tipo y signo, exigió en la voz de Luis del Olmo una unidad por encima de cualquier tipo de protagonismo o diferencia, política o de cualquier clase. El estado de emergencia del Bierzo no admite divisiones ni distracciones.
El periodista reivindicó la historia de generosidad energética de una comarca que ha abastecido durante décadas a buena parte del país, que ha sacrificado gran parte de su privilegiado medio natural para abastecer un hilo eléctrico que ahora se rompe sin contemplaciones. Y, de momento, sin compensaciones.
El energético no es el único bastión económico del Bierzo, pero sí es una de sus patas más importantes. Como lo es también un sector agroalimentario de reconocida calidad y variedad, que tampoco acaba de encontrar la senda industrial que vertebre un tejido empresarial fuerte y capaz de generar riqueza y empleo de forma suficiente.
El Bierzo se sumó ayer sin concesiones a la exigencia del apoyo para una reindustrialización que es de justicia. Y urgente. No hay que consentir que el eco de este grito se vaya apagando.
