TRIBUNA
Moraleja navideña
T enía una buena costumbre, escribir por Navidad un cuentecillo. Naturalmente alusivo a tal acontecimiento, con el aliciente de lo leonés decorando las letras bañadas por lo festivo, tratando de que portara un mensaje, una sencilla moraleja, en especial para los desmemoriados conciudadanos, que, a fuer de ser tolerantes, hasta eligen en el ente autonómico a quienes nos apabullan en lo económico y despersonalizan como región.
Ahora inmerso en el trabajo redactor de un libro de recuerdos biográficos de mi otro yo en el campo leonesista, tuve ante mi mirada, siempre atónita en la faceta sentimental leonesista, uno que escribí en 1989. Más bien una adivinanza en tempo de relato. Lanzaba rasgos inconfundibles de un alcalde que parecía alentarnos en lo defensivo autonómico para acabar abandonados y engañados, por decirlo de una manera suave.
Estoy seguro que los leoneses capitalinos, pues aquí en el municipio se ubicaba la acción, ya saben a quién me refiero. Mas, por si no ha sido así, lanzo otro dato, hubo un pacto cívico que se le atragantó en su momento. Y ahí lo dejo con el debido respeto.
De aquel relato citado, transcribo una cita que entiendo siguen teniendo vigencia: «El Espíritu de la Navidad arraigado en los poco expresivos leoneses, más proclives al olvido que al perdón», no parece conseguir sacarnos del conformismo, subproducto de la tolerancia que alimenta la dejación casi absoluta en el tema autonómico escamoteado.
La Navidad de 2018, la de «lo comido por lo servido» del Año Gastronómico, no han logrado en el corregimiento municipal capitalino iluminarla a tiempo, con la ilusionante premura festiva de otros. Pero sí supieron el alcalde y los ediles administradores del común, citados así como recordatorio ante un gasto extra, nada menos que un dispendio de nueve mil euros, para, mediante luminosa tecnología en rojo y gualda, proyectar la bandera de España hasta en 18 lugares, ¡Siete días por «tan módico»precio!
El cuarenta aniversario de la Constitución, era la razón, pero hete ahí, que ésta, la Carta Magna, que nos da opción a elegir destino autonómico, nos la embozan con la cuartelada del falso «mapa autonómico cerrado», turbador para nuestra purpurada reivindicativa leonesa, y no va sólo de metáforas. Nada que objetar a la bandera de España, puede que sí a un mal entendido españolismo, y un mucho al daño socioeconómico e identitario partiendo del ente autonómico
Un recurso debido a una supuesta irregularidad, promovido por una empresa que acudió al concurso iluminatorio, ha frenado, un tiempo, la luz navideña, en tanto un organismo autonómico cuyo acrónimo Tarcyl, que mal suena a tarde y cilicio, tiene que resolver esta cuestión de León capital, ahora sumida en total dependencia PP. Entre tanto se litiga, en la nueva calzada de rodaje de Ordo II, por impresión, colocan escudos de la capital, seis mil euros largos tienen la culpa, ¡estampados quedamos!
Años atrás relaté, ocasionalmente, cómo un leonés del Crucero, vivió en primera persona, pero oníricamente la desaparición de catenarias y vías, mucho antes de que Zapatero resolviera, por eliminación, lo del paso a nivel.
Hoy podía ser el mismo personaje con más años pero con ánimo leonés joven, quien en esperanzador sueño, bien arropado por el calor navideño, llegará a ver cómo en el Consistorio, influenciados por el «Espíritu de la Navidad Leonesa», tomaban el acuerdo y ejecutaban la iluminación en dieciocho edificios con el color púrpura de todos los leoneses, léase triprovincial, grandes letreros donde se podía leer: LExit.
Un buen regalo que los Reyes Magos, porque de este porte, tal como van las cosas y nuestra tolerancia, han de ser los monarcas de los sueños los que nos traigan en las alforjas de sus camellos los ensueños del LExit que nos abra a la libertad autonómica. Ésa que la cuarentañera Constitución sigue permitiéndonos, y no sabemos forzar su puesta en marcha. Obsérvese que he preferido el más adolescente vocablo cuarentañera, que abre ventanas al futuro, en lugar de cuarentona, sin duda maduro, pero endurecido.
Este año propongo, leoneses, que ensayemos el LExit, LExit, LExit, como nuestro mejor villancico, «un Canto del Ramo de Navidad», ahíto de musicalidad de ayer, que es tradición y cultura nuestra, para repetirlo y corearlo al unísono triprovincial ante las urnas autonómicas de 2019, con un voto bien dirigido. ¡Feliz Año Nuevo, para todos!