al trasluz
Al más alto nivelín
Igual que no hubiese estado bien que Pedro Sánchez se plantase sin avisar en el Palacio de Pedralbes y preguntara dónde está la butifarra, tampoco que Quim Torra ni siquiera pueda garantizar que el cava servido ayer en la cena no llevase laxante. Habrá que esperar al Consejo de Ministros de hoy para saberlo. La diplomacia política es un arte, las tragaderas son claudicación. Todo sea por sacar adelante los presupuestos del Estado, se me argumentará. Personalmente, no creo que la sociedad española le pida tanto al Ejecutivo, ni siquiera sus propios votantes. El PSOE tiene avales sobrados de servicio a la democracia como para aceptar cualquier aro. Ni patrioterismos vocingleros, ni políticos que se hagan el harakiri en nuestro estómago. Prudencia, sí. Pusilanimidad, no. El Govern lo ha llamado «cumbre», que queda muy de encuentro internacional entre prebostes, y el Gobierno ha preferido denominarlo «reunión», que suena más a café, copa y chistes de Eugenio. Mero marear la perdiz. La Vanguardia lo llamaba «formato incierto». En fin, Torra ha conseguido que Sánchez pasase por la aduana, ha ejercido de sultán anfitrión ante un mandatario español. Tuvo su encuentro al más alto nivelín. Y Sánchez logra que el separatismo le permita ver aprobado el techo de gasto. ¿Quién la sigue la consigue? No, mero por el interés te quiero Andreu.
Mucho apretón de manos, pero el Consejo de Ministros se reunirá hoy con unas medidas de seguridad más propias de un derbi entre Capuletos y Montescos. Por si acaso. El dispositivo le saldrá al Estado por un millón de euros. En la mañana de ayer, la consejera Artadi declaraba que en Cataluña sobra tanta Guardia Civil y Policía Nacional, que ellos se bastan con los Mossos. Y si estos fallan —deduzco— siempre les quedará el laxante en el cava. El cinismo de este Govern no tiene límites. ¿Acaso no fue Torra quien habló de la vía eslovena?
La celebración de este Consejo de Ministros dejará en gran parte de los españoles, a derecha e izquierda, la sensación de que ganan los malos. Lo importante no es dialogar, sino con quién dialogas y de qué. No es por ser agorero, pero si uno fuese Pedro Sánchez me hubiese traído de casa el cava. En efecto, per si de cas.