El futuro de San Andrés

D urante el transcurso de la Primera Guerra Mundial, el día de Nochebuena de 1914, soldados alemanes y británicos abandonaron sus trincheras en el frente de Ypres para jugar un partido de fútbol. Un paréntesis en la contienda bajo el frío y la lluvia que se denominó después como la Tregua de Navidad.

Salvando las distancias —y el contexto, claro— hemos vivido en San Andrés algo parecido a una tregua, ésta sí política, que creo sinceramente los ciudadanos nos agradecerán pues nuestro municipio necesitaba un poco de sosiego tras los sucesos ocurridos y el devenir político en los últimos años. Calma necesaria que nos permita afrontar el futuro con garantías cerrando definitivamente, ojalá, las puertas al enfrentamiento baldío.

La viabilidad del Ayuntamiento, como todos sabemos, está y estará sujeta a que sigamos en la senda de la contención del gasto, no sólo para cumplir con los compromisos adquiridos en el pasado si no porque hemos podido comprobar que es la única forma de alcanzar la estabilidad económica después de muchos años.

Y esa estabilidad será clave para que, en el futuro inmediato, San Andrés recupere la vía del crecimiento que ya se atisba y nos permita prestar los servicios a los ciudadanos de una manera más eficaz y autónoma sin perder su carácter público. Los retos a los que nos enfrentamos requieren y requerirán consensos, pues el tiempo de las mayorías absolutas ya pasó.

Nuestro futuro pasa por realizar políticas que favorezcan la llegada de nuevos empleos y, con ellos, de vecinos. Atraer más tejido empresarial a nuestro Polígono Industrial invirtiendo en su mejora en los próximos años y dotándolo de más suelo y más barato, del que hoy carece. Su ubicación privilegiada dentro del nudo de comunicaciones, al lado del aeropuerto y la cercanía a la capital es un buen aliciente pero insuficiente sin inversiones y sin que las políticas autonómica y estatal favorezcan la llegada de más emprendedores.

Debemos mejorar también los servicios que prestamos para que estén a la altura del tercer Ayuntamiento de la provincia. Se han puesto ya los pilares con la aprobación de presupuestos realistas y la dotación de medios para el mejor funcionamiento del Ayuntamiento; pero ahora eso se debe trasladar a la calle con inversiones, es verdad que pequeñas aún, pero sostenidas en el tiempo. El presupuesto de 2018, elaborado con la participación de todos los grupos, ha sido una buena muestra de ello, el mejor ejemplo, pero es necesario que esa implicación continúe.

También debemos, algo en lo que todos coincidimos, recuperar la actividad cultural en nuestro municipio. La punta de lanza será el Edificio Araú pero la iniciativa de contar con una pequeña programación cultural estable en todo el municipio será tarea nuestra.

Creo que ese tiene que ser el camino que tomemos para San Andrés, el de que la toma de las decisiones claves se realice de manera responsable y con consensos amplios, pero también de una oposición leal y constructiva, sea el que sea quien en cada momento ocupe un lugar u otro.

Por eso, desde esta tribuna quiero agradecer —porque es de justicia— la tregua y las formas. La manera de proceder de toda la Corporación y grupos municipales estas últimas semanas, por su respetuosa actitud poniéndose a disposición sin obstáculos partidistas y con un evidente sentido de responsabilidad. Gracias.