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León

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Sorprenden los análisis que llegan a realizar los lectores veteranos de prensa. El otro día disfruté de una de esas disecciones de la actualidad al encontrarme con uno de ellos, al que fijo que siendo niño le amargué más de una vez su imprescindible periódico mientras jugaba enredando entre sus piernas. Ese conocimiento de la actualidad, con las cosas puestas en su debido contexto, está muy lejos de los que curiosean a golpe de dedo pulgar en esa cadena sinfín que facilitan las más variadas vertientes de la galaxia internetera, en la que al final lo que más tienta es el ‘niño muerde perro’ o todo lo que en otro ámbito ni se miraría de refilón.

Comentaba que, en ese análisis certero por lo atinado en clave de resumen, se atisbaba el abismo que separa a los que saben de los que nos dirigen —o al menos los hemos puesto ahí para que lo intenten—. Pero entre esos no son pocos los que tienen complejo el discernimiento porque hojean la prensa o peinan las redes sociales únicamente contando cuántas veces sale su fotografía en esa jornada. Se encizañan en una especie de culto al ego, de afán de presencia por aquello de que si se mueven no salen en la foto, de temor a que cualquier salida del carril les lleve al precipicio político...

Pero vamos al grano. Resulta que hace unos días, la decana del Colegio de Economistas advertía en el ciclo sobre Economía que organizó el Diario: «Las ideas que se proyectan para León están muy centradas en la capital y su entorno, pero en El Bierzo las dificultades son enormes y corre un grave riesgo de cara al futuro. Es necesario poner el foco también en esta zona, para desarrollar propuestas estratégicas consensuadas». Y casi coincidía en el tiempo con la alerta del director de LM sobre la carencia de infraestructuras que «no facilita el movimiento de productos hacia fuera». El responsable de la factoría de palas eólicas —probablemente el punto con más trabajadores de la provincia (si obviamos los dos hospitales)— advertía que «si en un momento tuviéramos que intensificar el envío de palas, no podríamos acometerlo porque las infraestructuras actuales no nos permiten subir la intensidad».

El análisis siguió con la Ciuden que cada día recuerda más a la TIA de Mortadelo, del tiempo perdido en el que nadie habla de alternativas tecnológicas... de eso que se sabe en casi todas las barras de los bares pero que ignoran??? quienes podrían intentar hacer algo...