Pueblos secos

En la provincia de León crecen los abedules y los robles. Las encinas en el Bierzo, por supuesto. Los olmos y los pinos, tan comunes en los montes repoblados. Y los chopos, que son habituales en las riberas de los ríos, un árbol muy rentable para la industria maderera.

Crecen también los eucaliptos por el mismo motivo, aunque a mucha gente no le guste porque insisten en que es una especie invasora. Crecen los fresnos y los sauces. Y tenemos un hayedo en Busmayor con una piedra donde el primer fin de semana de agosto recitan versos los poetas.

En San Cristóbal de Valdueza sobrevive un tejo milenario, a la sombra de una iglesia. Y hay castaños de cien años que han vencido a la tinta y el chancro, amenazados ahora por la nueva plaga de la avispilla.

La riqueza vegetal del Bierzo incluye planta única que se encuentra en los alrededores del Castillo de Cornatel, la petrocopsis viscosa. Y un arbusto oriental, tan grande como un árbol, florece bien agarrado a las paredes de la Casa de los Escudos de Ponferrada, hoy Museo de la Radio; la glicinia, una especie trepadora que alguien se trajo a la ciudad tras un viaje muy largo.

En la provincia de León, ayer era una de las noticias más leídas del día, hay trece plantas en peligro de extinción. En la misma provincia de León que arrastra un crecimiento vegetativo de la población, y no es un juego de palabras, tan negativo que asusta. Escribir que los que vivimos en esta provincia estamos en peligro de extinción porque al cabo del año se mueren más del doble de personas de las que nacen, y que algunos de los niños que vienen al mundo aquí crecen después en otra parte, seguramente sea una exageración. Pero el fenómeno de la despoblación no solo afecta a las cuencas mineras. Es algo que se extiende como una enfermedad. Una plaga que seca a los pueblos. Y aunque llevamos años hablando de ello, nadie ha encontrado la forma de atajarlo. Ni siquiera estoy seguro de haya alguien allá arriba, donde se deciden las cosas importantes, que se haya tomado la molestia de intentarlo en serio. Y así es como nos estamos marchitando.