cartas al director
El descontento del último delirio ‘sanchista’
S eis meses atrás, solventada con ‘éxito’ la moción de censura ésta era la segunda de las tareas que se imponía el ‘doctor’ Sánchez; el nuevo presidente se enfrentaba públicamente ‘al trascendental reto de estabilizar la vida política y sacar al país de la grave crisis institucional en que estaba sumido’. Pues bien ese país está hoy peor que nunca. La emoción largamente ansiada de pisar el mosaico de la Moncloa le obnubiló a nuestro recién estrenado ‘presi’ de tal manera que éste es el resultado de la tarea tan ambicionada en que le metieron Iván Alonso y su entorno, con ayuda de un medio tan faccioso como el país. Les cegó tan apresurada malicia a estos agentes selectos desconociendo el currículo tal vez con las prisas del designado.
Los resultados actuales desastrosos de tal designación se cuentan por miles en sólo seis meses de trabajo ficciones y rectificaciones del abultado número de ministros de que se vio arropado desde el primer día. De ellos y de ellas se cuenta y no se acaban los errores y fallos en el día a día. No hay uno solo de este gobierno buenista que no haya ‘pecado’ y de qué manera. Una excesiva programación demasiado ilusionante de nuestro doctor ha dado al traste con todo el solemne cometido.
Una tarea que se presentaba difícil para inexpertos en número abultados, para la que sobraba el número de excursiones ficticias y ruinosas para el erario del Estado. Se pensaba que el líder socialista tan tierno para la tarea prometida en la que debía demostrar que sus recetas eran las que necesitaba para hacer frente al desafío soberanista y para consolidar la recuperación económica. Demasiada ilusión que no había demostrado en la apoyatura a su predecesor derribado con astucia menos humana y promesas de avanzar las urnas al día de hoy incumplidas.
La mediática desde el primer día ha venido recordándole su promesa diariamente con la única respuesta de su parte ‘Yo soy el presidente’. Palabras que se le han vuelto en contra a lo largo de los seis mese transcurridos, con tropiezos desmesurados de todo el equipo. No hay dónde depositar la vista de algo serio realizado, imposible zarandeado por las fuerzas antisistema contra las que debió defenderse desde un principio y demostrar que sus recetas eran las que España necesitaba para hacer frente al desafío soberanista. Pero todo lo contrario embobado y en deuda con el populismo y nacionalismo dubitante y a la primera abrazado a ellos, catalanes y vascos quienes faltos de escrúpulos políticos en la persecución de sus objetivos rupturistas, disimulados o presionados dando al traste con la promesa contradictoria hecha por Sánchez de regirse por los presupuestos del PP para garantizar la estabilidad del Estado. «Eran estas fuerzas las primeras contra las que tenía que defenderse si no quería convertirse en rehén de sus pretensiones», le advertía la mediática sincera. Y decían más saliendo en su ayuda: «En su oferta de diálogo a los promotores del procés, hoy en la cárcel, y en especial al Govern liderado por el supremacista Quim Torra, Sánchez debe tener muy claro que el cumplimiento de la ley y el respeto escrupuloso al marco constitucional son líneas insalvables». De haber atendido tales instrucciones nuestro doctor se hubiera evitado correcciones falsarias, las que ha demostrado, con suficiencia, Sánchez ha preferido escuchar más bien las orientaciones de su inolvidable amigo Zapatero, cuyo fracaso venezolano quiso olvidarse, en lugar de evitarlo. Idem sus leyes perniciosas con desvaríos y rectificaciones necesarias a vueltas con el mal copiado como en la tesis, o en su Memoria Histórica, impropia de partido progresista, el aborto, en deuda con la despoblación actual entre otras causas, el retorno a la Logse infructuosa en aras de recomponer la ley Celaá con desprecios a la Ley Wert, alabada por el Consejo de Estado y el Tribunal Constitucional.
Tal debilidad mostrada por el gobierno acumulado de Sánchez, solo se salva siendo conscientes y ajustando su acción a las políticas marcadas por Bruselas. Demasiadas excursiones en tan poco tiempo al exterior de nuestro presidente, tareas quizá más solventes por nuestro gran rey, trastocando su agenda tal vez. Así libraríamos tropiezos los colegas cercanos.
Asistido por influencias de Iglesias y Zapatero ha dado al traste con lo que se esperaba de su gobierno tras los seis meses transcurridos. Sobraría nuestro comentario en este tiempo tan infausto por mor de los agentes y líderes que nos han venido dirigiendo a todos los españoles a base de fallos errores fake news , y rectificaciones por parte del presidente, vicepresidencia y ministros. Casi todos con percances personales infractores muy lamentables, algunos reprobados y siguen ahí de meros estorbos y adelgazando el erario. Cuando a otros partidos se forzó con presión injustificada a veces visto el desenlace de tales presiones innecesarias, abundante corrupción socialista como nunca se ha conocido en España e ignorado el currículo de tales personas. Algunas fallecidas. Sólo las figuras socialistas a la sombra de su jefe permanecen escondidas sin efectividad alguna. A la política se viene aprendido, armados de experiencia, esfuerzo, buenas iniciativas y no a regañadientes de cada currículo faltoso. Sin excepción. Y son centenares de trabajadores aupados. Los barones, pese a todo salvo algunas ilustres excepciones, callan o desvarían con apoyos al Presidente como el inolvidable Zapatero poco elocuente en estas sus lides de buenismo cocinado con ciertos fake news . Colau por su parte ha pedido otra asamblea bivalente al Estado, no sabemos si para desagravio del peor resultado que podíamos imaginarnos de la asamblea anterior o para nueva peregrinación vacacional a Monserrat.
ÁNGEL CARVAJAL CARRERA