Perder el alma

No se trataba sólo de sacar carbón. No eran sólo sueldos y negocios. No hay que mirar sólo la rentabilidad y la contaminación. La evidencia de que alguna empresa minera no era únicamente puestos de trabajo llega ahora con urgencias que levantan mucha menos alarma social, cuando no deberían solventarse en silencio y sin reivindicación. Hay mucho que guardar y vigilar en lo que queda del naufragio de la Hullera Vasco Leonesa. Ni puede perderlo la cuenca ni debe consentirlo León.

Mucho hemos escrito de cuanto fue la histórica empresa minera para toda la montaña central. No sólo empleos. Aquellos pequeños pueblos con cine, sanatorio, club social, economato, viviendas,... Aquella vida toda en torno a la mina, pero mucho más allá de ella. En La Robla queda, aunque no por mucho tiempo, la Fundación HVL. De ella depende un instituto de FP que sigue siendo referencia y la posibilidad de muchos jóvenes de aprender un oficio en un centro cuya excelencia educativa es reconocida. Como lo eran aquellos colegios privilegiados, enclavados entre peñas y castilletes pero prestos a pulir e impulsar el talento infantil hacia metas que de otra forma hubieran sido impensables.

El centro de FP lleva ya tiempo buscando su futuro, ahora la declaración del preconcurso de la fundación apura la necesidad de una solución. La escuela alerta sobre lo que está en juego, desde la Consejería de Educación se asegura que no hay riesgo puesto que los salarios los paga la Junta (es un centro concertado), se alaba la excelencia de la formación y se apunta la posibilidad de formar una cooperativa de profesores.

Sobre el fondo documental la Dirección General de Políticas Culturales espera la decisión del administrador concursal para trasladar un patrimonio que tiene ya controlado a un centro seguro, y accesible para los investigadores. Permanecerá en León, comprometen.

Queda por determinar qué ocurrirá con otros fondos, por ejemplo la herencia del ex presidente del Gobierno Arias Navarro, cuñado de Antonio del Valle Menéndez, documentos vitales de la historia del país que se guardan en La Robla. O los murales de Vela Zanetti.

La Vasco depositó toda esta obra en la cuenca, pero ya no puede cuidarla. Forma, sin embargo, parte del alma de esta montaña de incierto futuro. Y no puede desmantelarse para ser vendida como chatarra, como se ha hecho con el resto. Hay que estar atentos.