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Publicado por
Juan Pedro Martínez Bastida presidente de la asociación VÍA DE LA ANTRACITA
León

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L eída la Tribuna La Junta no quiere Ponfeblino publicada el pasado sábado, no deja de asombrarme que desde ese grupo de intelectuales que la firman, no se tomen la molestia de estudiar, comparar y exponer con detalle todo lo relativo al uso turístico de los trenes que mencionan. Hablan de 30.000 visitas anuales al complejo de Samuño, de dos kilómetros de recorrido, un tren de pequeñas dimensiones que en nada se puede comparar al proyecto del Ponfeblino, ni en material ni en recorrido. http://www.ecomuseominero.es/tren-minero/index.html ; aquí les dejo el enlace por si lo quieren comprobar. Tampoco están muy acertados al hablar de las 90.000 visitas del tren del complejo de Río Tinto de 12 kilómetros de longitud, http://parquemineroderiotinto.es/informacion-al-visitante/ —también les dejo el enlace—.

Este grupo de intelectuales que se atreve a afirmar que la propuesta de «un colectivo» la Vía de la Antracita» («cuya aparición ad hoc en un momento clave no deja de ser curiosa») se hace «bajo el argumento falsario», «se hace desde el desconocimiento… o desde la ignorancia». Este grupo de intelectuales que se atreve a verter las afirmaciones anteriores denotan un grave desconocimiento en la materia. Se nota que tocan de oído y además que se han olvidado de lo más básico que nos enseñaban en matemáticas, —será porque son de letras—: para comparar es necesario hacerlo entre términos homogéneos, es decir que no se puede comparar tocino con velocidad, ni trenecitos con un proyecto como el Ponfeblino.

Se nota un desconocimiento absoluto. Han estudiado poco. Me atrevería a decir que nada saben del exhaustivo estudio del Mapama, de septiembre del 2014, titulado: Impacto económico y social del programa de caminos naturales. Si lo conocieran no se atreverían ni tan siquiera a mencionar los datos sobre las visitas de los trenes que ponen de ejemplo. Les remito a la página 33 del estudio de 207 páginas antes mencionado. El número de visitas de ciclistas a las vías verdes españolas es de, tomen nota, 58,3 millones y el número de visitas a la red de caminos naturales de 105,57 millones; a mayor abundamiento les remito a la página 79, en ella podrán comprobar que el impacto económico directo de los usuarios es de 152,26 millones de euros anuales. También podrán comprobar en la página 70 la incidencia del programa en el desarrollo local.

El documento, de 207 páginas, tiene suficiente material para ilustrase. Les invito a que lo lean. https://www.mapa.gob.es/eu/desarrollo-rural/temas/caminos-naturales/5a%20-%20ImpactoEconomicoSocialCNyVV_DEF4_tcm35-149315.pdf.

Solamente una reflexión: la ciudad de Bilbao tenía un importante patrimonio industrial en el que las ratas campaban a sus anchas. Un buen día, allá por el 1991, se decidió que el patrimonio industrial y las ratas no aportaban nada a la ciudad, ni a los bilbaínos y se empezaron las obras del más que famoso Museo Guggenheim. No sé cuántos millones de visitas habrá motivado desde su inauguración en 1997, pero en el año 2018 han sido 1.265.756. No sé si el grupo de intelectuales conocerá el dato. También les informaré que una infraestructura como la que citan ‘Camino natural Villablino-Villaseca’ no es un fracaso en modo alguno, contribuye a la salud de la población y si se hubieran tomado la molestia de estudiar conocerían que la población local lo usa como zona de deportiva y de ocio seguro y si se enlazara con los 62 kilómetros de la Vía de la Antracita desde Ponferrada atraería a muchos más visitantes, contribuyendo con ello a paliar las grave situación del ayuntamiento, de los ayuntamientos por los que pasaría la vía verde. De hecho, con los datos del informe no es descabellado esperar más de 260.000 visitas anuales y tomando como referencia la página 68 del repetidamente citado, para un impacto económico de 1,6 millones de euros, se podrían crear 32 empleos directos.

Debo decir, que echo en falta, sobre todo viniendo de tal ilustres autores, que no se haga ni una sola mención a los costes de construcción y mantenimiento de sus propuestas. No sé si conocerán la situación financiera de los ayuntamientos que forman el Consorcio, del Ponfeblino. Yo sí la conozco, es pública; y conociéndola la única manera de sostener esa infraestructura sería la vía de impuestos y no sé si los ciudadanos estarían dispuestos a financiar un proyecto que, como la media nacional de otros similares, solo estaría en servicio 20 días al año.

Tampoco encuentro ningún análisis sobre los motivos por los que los tranvías en España han sido una ruina. Echo en falta mucho estudio, por ello, con el debido respeto, recomiendo a los firmantes que no toquen de oído. La vida real tiene cifras, cifras que salen del bolsillo de los ciudadanos que no estamos dispuestos a seguir pagando ocurrencias.

No quiero terminar la contestación sin invitar a este grupo de intelectuales a un cordial debate público y sin repetir, ya por cuarta vez, la invitación al Consorcio del Ponfeblino.