fuego amigo
El bosque blasonado
En torno al río Camba, que brota en el límite emboscado con Palencia, prospera un auténtico paraíso forestal, en el que conviven matas autóctonas de roble y encina con un pinar profundo que alza ejemplares de porte monumental. Aunque está en territorio de Almanza, pertenece a Cea, como también ocurre con los Pozos de Villaselán. Son curiosos enclaves de aprovechamiento forestal y para pastos. Al encuentro de sus fuentes fronterizas, puede irse por Canalejas o bien desde Villaverde, ambos núcleos del municipio de Almanza.
Villaverde de Arcayos tiene el aliciente de su oteadero de la Yecla, donde se erige un santuario comarcal de origen medieval con un hermoso retablo renacentista. El reclamo exterior del centro devocional lo pone su espadaña calada. Desde la mesa de la Yecla se contempla el sesgo ondulante del río que discurre abrigado por la vegetación. El monte que coloniza con ansia todo el entorno fluvial combina restos de bosque autóctono con una repoblación de pinos que suma bastante más de medio siglo. Los robledales padecieron un aprovechamiento abusivo en las sacas de traviesas con destino al tren Hullero.
El cese de aquellas cortas voraces e indiscriminadas permitió que el bosque originario haya ido recobrando su antigua estampa esquilmada. Luego, durante la larga travesía de la posguerra, el carboneo que limpiaba el sotobosque de maleza consiguió esa imagen de respiración adehesada que todavía hoy ofrecen algunas joyas ecológicas del entorno, especialmente el melojar de Valdefuentes, cerca de Corcos.
Diferentes leñeros recogen las suertes de los vecinos de Villaverde para combatir los fríos, mientras sucesivos corrales en desuso van marcando el adiós al robledal. De repente, el tótem imprevisto de un roble centenario preside un claro del bosque. El último tramo de acercamiento a las fuentes discurre cobijado por un pinar tapizado de tamuja. Un retén de agua pone espejo a la zona recreativa del centro forestal. Tanto el caserío como su entorno ajardinado realzan la singularidad de este lugar tan escasamente frecuentado.
La casa principal muestra la portada de noble sillería traída de Canalejas en un enclave natural alejado de ruidos: la fuente, el mínimo embalse, una pradera y la capilla en plenitud de soledad sonora. El retorno por Canalejas es más liviano y también se hace más corto. Canalejas fue una de las granjas desplegadas por el territorio del poderoso monasterio benedictino de Sahagún. Seguramente, para la provisión de leña de roble. Desde Canalejas parte un ramal hacia Calaveras de Abajo y de Arriba, dos pueblos con nombre inquietante a los que la evolución lingüística ha jugado una mala pasada. Son las antiguas calveras abiertas en el bosque para sembrar centeno.