Taxistas
S oy usuaria habitual del taxis, así que llevo días escuchando a los taxistas hablarme de los motivos por el que decidieron ir a la huelga. Vaya por delante que creo que tienen razón en sus reivindicaciones respecto a las llamadas VTC. Lo que piden los taxistas, o al menos lo que a mí me han venido contado, es que las Administraciones, desde el Gobierno a Comunidades Autónomas o ayuntamientos, elaboren unas reglas de juego en que unos no salgan perjudicados respecto a otros. Es decir que el sector del taxi no salga perjudicado respecto a esas multinacionales que son las que operan las VTC.
El problema no estriba en que no puedan tener competencia sino que esa competencia opere en igualdad de condiciones. Para ser taxista y tener la licencia de un taxi las Administraciones exigen una serie de requisitos que no se exige a esas compañías de VTC.
Pero el Gobierno central le pasa la pelota al tejado de comunidades autónomas y ayuntamientos lavándose las manos. En definitiva, el Gobierno Sánchez no se atreve a poner el cascabel al gato.
De seguir así serán las Administraciones públicas y nada más que ellas las que se carguen al sector del taxi en beneficio de unas compañías que, por cierto, no pagan los mismos impuestos que los taxistas y que además explotan, sí, explotan a los conductores a los que pagan sueldos realmente míseros. Pero cuando uno no encuentra un empleo trabaja en lo que puede, y muchas veces trabajar en lo que sale supone aceptar unas pésimas condiciones de trabajo.
Así que el enfrentamiento es, en definitiva, entre trabajadores, entre gente que se tiene que ganar la vida como mejor sabe que es conduciendo.
Evidentemente es inaceptable la violencia. Es decir, los taxistas pierden la razón al permitir que algunos de los suyos protagonicen actos violentos, y no solo eso, pierden también la simpatía que pueda tener su causa en la opinión pública. Evidentemente la huelga de taxis, como cualquier otra huelga, supone una incomodidad y un problema para los ciudadanos, pero si esa huelga se explica y además los huelguistas no hacen uso de la violencia, encontraran en muchos ciudadanos sus mejores aliados.
Lo vergonzoso ya digo es que las Administraciones publicas estén colaborando con el desmantelamiento de un sector tan importante como el del taxi.