EDITORIAL | Efectos reales del Instituto Confucio más allá de lo idiomático
Desde octubre de 2011 el Instituto Confucio cuenta con una sede en León que mantiene una actividad que quizá no se conoce suficientemente por la ciudadanía. A lo largo de estos más de siete años ha mantenido una tendencia constante de crecimiento y ahora, ya en su nueva sede en la antigua Escuela de Minas, amplía sus actividades más allá de lo pedagógico e idiomático.
El Confucio leonés ha mediado para que una docena de empresas puedan acceder al mercado chino, un reto que constituye uno de los grandes deseos para todo tipo de sociedades del Planeta, por sus ingentes potencialidades como el país más poblado. En esa labor de puente entre León y el gigante asiático, facilita contactos en las universidades, laborales e incluso personales que están siendo aprovechados por empresas de la agroalimentación, la tecnología, el ocio o el turismo y «los resultados de momento son favorables», según explica el director del Confucio leonés, Óscar Fernández.
La sociedad se ha concienciado en los últimos años de la relevancia presente y futura de China, y por ello crece la demanda de personas interesadas en conocer su idioma, pero también los que buscan las oportunidades de todo tipo que ofrece el país. El Instituto Confucio es para León una puerta inmejorable que cada día tiene un mayor tráfico.