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Publicado por
Javier Ramos Guallart arquitecto
León

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E n la primavera de 2017 un devastador incendio, posiblemente provocado, asoló las laderas de la Tebaida berciana rodeando el valle donde se encuentra Peñalba de Santiago.

A mediados de julio de 2018, las torrenciales lluvias que cayeron en el Bierzo arrastraron grandes cantidades de tierra y piedras de las laderas que habían perdido el manto vegetal y que evitaba su erosión, invadiendo en diversos puntos la carretera provincial LE-5238 que enlaza Ponferrada con Montes y Peñalba, y cortando el acceso a esta localidad durante varios días.

En los días posteriores en que las fuertes lluvias se repitieron, la Diputación de León mantuvo abierta la LE-5238 mientras asfaltaba la salida de Peñalba hacia el Alto de la Cruz.

De esta forma, aunque esta carretera de cerradas curvas y gran pendiente transcurre a más de 1.400 m. de altura en la mayor parte de su trazado, (con el evidente peligro del hielo pues en muchos puntos no da el sol en invierno), Peñalba tiene una nueva salida en el caso de que la carretera del valle se corte por nuevos desprendimientos.

Desde entonces, la Diputación estudia la solución definitiva que debe darse a la carretera del Valle en los dos puntos que impiden en ocasiones el acceso a Peñalba. Ya han pasado seis meses y nada se sabe de esta solución. Pero cuando acabó el asfaltado de la salida por el alto de la Cruz, la Diputación tuvo una idea.

A mitad de noviembre pasado, se colocaba una señal en la carretera a Peñalba, en el cruce con el desvío a Montes, en el que la Diputación advierte del «peligro de desprendimientos», «la prohibición de circular a más de 20 por hora» (hasta ahí bien), y lo más sorprendente, una señal de «Prohibido circular en caso de lluvias».

Mientras la Diputación de León (según las «malas lenguas», con más de cien millones de nuestros impuestos en el banco), pide ayuda al Ministerio de Fomento y sigue pensando cómo arreglar la carretera, coloca esta aparatosa señal, a todas luces irregular, en la que le traslada al conductor la responsabilidad de llegar a Peñalba si está lloviendo, no importa cómo o desde cuando. Parece una cuestión menor, pero no lo es.

Si el avisado conductor pasa cuando comienza a llover o está lloviendo, el seguro no correrá con ningún gasto en el caso de sufrir una incidencia en el trayecto hasta Peñalba. Así lo atestiguan los responsables de la empresa Autos Pelines, concesionaria del transporte a la demanda por el cual la Junta de Castilla y León presta servicio a los habitantes de Peñalba para ir a la compra, al médico o simplemente facilitar el transporte a quien no tiene coche.

Desde la colocación de la señal, la empresa Pelines, —al parecer alertada por su compañía de seguros—, avisa a los demandantes del servicio que si llueve no subirá a recogerles aunque haya quedado en hacerlo, o que si de vuelta está lloviendo tendrá que dejarles en el cruce de Montes, para que vayan andando cuatro kilómetros por la carretera hasta Peñalba con la compra —o sus dolencias— a cuestas.

Con su insolidaria actitud, la Diputación de León obliga el visitante a estimar el riesgo de seguir conduciendo hasta Peñalba si amenaza lluvia, debiendo valorar en el cruce con la carretera a Montes si llueve mucho, poco, o regular, o intentando adivinar por la pinta de la cosa si pasando el cruce justo cuando no llueve, no le sorprenderá la lluvia un kilómetro más adelante.

Como esta absurda situación tiene como única finalidad eludir la responsabilidad de la Diputación en la regulación del tráfico por la LE-5238, alguien debería exigir a esta institución abordar con seriedad un problema que es de su exclusiva competencia, y no cargar a los conductores con una «culpa» que no les corresponde, teniendo que valorar: si pueden o no pueden pasar, si llueve mucho o llueve poco, poniendo en riesgo la cobertura de sus seguros, creando una total inseguridad a los demandantes del servicio de autobuses de la Junta, y generando más confusión, aun si cabe, en la llegada de visitantes a este extraordinario lugar. Han pasado ya tres meses. De verdad ¿nadie puede parar este despropósito?