Todo parece dispuesto, pero obras son amores

H asta donde podemos conocer los ciudadanos de a pie, el aspecto, el mud , la sensación, es que el centro derecha está preparado para vivir, seguramente, el año electoral más intenso e interesante de los últimos quince años. No va a ser fácil. La gente lo sabe, el político también y ambas partes se preparan para salir indemnes de la batalla o batallas que se van a estar librando desde ya mismo hasta el próximo mes de mayo. No digo que la izquierda esté de vacaciones pero dicen los expertos que la batalla se librará desde el centro-derecha.

Siempre se dice que las próximas elecciones son muy importantes. Creo que en este caso con más fuerza y razón que en otras ocasiones. La gente, el votante, tiene más información que nunca. También conoce más fake news que en anteriores ocasiones cuando esas noticias, descubiertas como falsas, no existían o casi.

También el próximo votante ha tenido la oportunidad de ver como, sencillamente con las urnas, un partido, el PSOE, ha sido desalojado de una posición de poder a la que se encaramó hace nada menos que 36 años, en Andalucía. Y eso ha marcado una época sin duda. Hay millones de andaluces que no han conocido en su Comunidad otra fuerza política gobernando, que no fuera el PSOE. De modo que Andalucía se prepara para vivir una situación nueva y desconocida para ellos.

De manera que no hace falta ser un experto en encuestas como Tezanos para asegurar que nos va a tocar vivir un año 2019 llenito de sorpresas. Aunque él, Tezanos, dirá seguramente todo lo contrario. ¡Qué figurita el tío!

Y este escaparate que tenemos delante lo vamos a tener que resolver nosotros mismos sin más ayuda que la que nosotros seamos capaces de producir, desde dentro, desde nuestro propio país. Menudas están las cosas fuera. Como para prestar ayuda. Y dentro, tenemos que salvar lo que parece insalvable y no es otra cosa que los políticos sean capaces de unirse, cada uno con los suyos, claro, para emprender una verdadera marcha hacia la salvación de España, que ¡madre mía! como está en estos momentos. No ha hecho falta siquiera que nadie se moviera en la foto como pregonaba Alfonso Guerra, en los primeros 80 para que a esta España de hoy, no la conozca ni la madre que la parió. Pero no podemos echar la culpa a nadie. Lo hemos ganado nosotros a pulso. Así como suena. ¿Por qué cuesta tanto al político español hablar, dialogar con otro político español? Gran misterio que, en España, existe desde la noche de los tiempos.

Al doctor Sánchez, hasta ahora, nadie ha sabido pararle ni de sus viajes ni de sus declaraciones ni de sus dedazos para hacer lo que tanto él criticó a su antecesor que eso no debía hacerse. Pero así es la política. Hombre ¿tan rastrera? Pues sí, querido amigo.

Pero al doctor le gusta ser ‘prota’ más que nada en el mundo y debe ser el centro de lo que sea, crítica o alabanza pero desde luego el centro. Faltaría más. Y así vamos desgranando esta época que es ya, sin ninguna duda, época preelectoral con la carga de miedo en los políticos que eso conlleva. El miedo es libre. Se hacen muy valientes y elevan la voz en los mítines, sobre todo cuando prometen lo que saben que no pueden cumplir pero ellos, como los toreros, siempre p’alante que alguien vendrá y lo arreglará. Pero el miedo está ahí, lo confiesen o no.

Esta primavera se presume que la concurrencia va a ser mayor que nunca. Dice el refrán que el gato escaldado del agua fría huye y podríamos asegurar que el votante escaldado, necesita rectificar su voto. No nos extraña nada. Extraña lo que se está tardando en tomar esas decisiones que todo el mundo piensa pero que nadie pone encima de la mesa.

Personalmente, estoy más que convencido que este Abril/Mayo/19 va a romper moldes y lo que antes parecía imposible, ahora se va a hacer realidad. El votante sí ha perdido el miedo como consecuencia de lo que está viviendo y ha dicho, o está diciendo, basta ya. Hasta aquí hemos llegado.

¿Y quien se beneficia de todo esto, de esta situación donde está claro que se está resquebrajando España? Es sencillo, los catalanes primero que, a río revuelto, están dispuestos a pescar cuanto más mejor que después no lo devolverán. Y, por supuesto los socios del doctor Sánchez que a ellos este río revuelto les viene de perlas. Eso sí, mientras tanto cada uno aprovecha y se «mata» por arrimar el ascua a su sardina. O sea lo de siempre. Nada nuevo bajo el sol.

¿Y quien pierde con todo esto? Muy fácil. Los de siempre. O sea nosotros. O sea el cumplidor. O sea, nunca el verdugo, siempre la víctima.

¿Qué más hace falta que haga el doctor para que se imponga su cese de la Moncloa? Ah, ¿qué tenemos un cáncer con el problema catalán?

Las enfermedades las curan siempre los buenos doctores. Eso dicen.