HOJAS DE CHOPO
Propuestas en cascada
Sorprende la catarata de propuestas, candidaturas y un largo etcétera que barruntan elecciones. En los dos últimos meses, tres de altísimo nivel: León, Patrimonio de la Humanidad; San Isidoro, Patrimonio de la Humanidad; Herencia del Reino de León, Patrimonio de la Humanidad. No van a caber, si añadimos, por descenso en el escalafón, las manifestaciones que pretenden ser de interés provincial, nacional…, hasta llegar a los umbrales del disparate. Una muestra más de la partitocracia, no del interés general, que ve cómo lo que tenemos se cuida, en algunos casos, poco y mal. El asunto es no bajarse del tren con destino desconocido.
Se supone que las propuestas van acompañadas de un dossier bien documentado y argumentado, a no ser que sea un simple golpe de efecto, aunque no se sepa de qué efecto. Porque estos asuntos son muy serios para trivializarlos, ambiente que cada día se respira con más intensidad en el ámbito de la política, sobre todo la profesional, más en momentos en que están en juego muchos puestos de trabajo. Creo que estos asuntos han de ser consensuados, incluso con presencia de la sociedad civil, a fin de aunar fuerzas y remar en la misma dirección. Estoy convencido, y a las hemerotecas me remito, de que si algún día una de las propuestas tuviese posibilidad de prosperar, ojalá, no recibiría el apoyo de quienes no hayan sido los protagonistas. ¿Recuerdan los movimientos de cuando se pretendía que esta fuera Ciudad Literaria, perteneciese la provincia al Camino de la Lengua o se declarase Cuna del Parlamentarismo? Son algunos ejemplos que sacan los colores. Votar en contra en estos casos, no prestar atención ni escuchar, mantener silencios o mostrar reticencias permanentes no son actitudes propias. Quedarán registradas las propuestas con la firma correspondiente, por si acaso algún día hay que sacar pecho.
En la vida pública no se puede jugar solo a caballo ganador, porque este no es el fin, ni siquiera cuando se anuncian posibles presencias empresariales, con atribuciones de éxito que no corresponden, lo que en no pocos casos producen el efecto contrario. El caballo ganador es no tanto el que propone sin fundamento como el que hace, el que intensifica la acción y no se preocupa solo de vender humo, el que mira realmente a la ciudadanía y no anda conquistando los cerros de Úbeda. Después de las elecciones, salvo error u omisión, se olvidará la catarata de propuestas, no se sabe hasta cuándo. Al tiempo.