TRIBUNA
Tampoco Descartes lo expresó en su totalidad
L a verdad, en Descartes por él encontrada o fundamentada y por mí analizada y dudada, en su enunciado, famoso aforismo: «Pienso, luego existo»... (Cógito ergu sum ). Etiquetó y equiparó el pensamiento (animus ) con el ser, y la identidad con el pensar. La iluminación dicha, en siglos posteriores, por el maestro Eckhartt Tolle, en su libro, El Silencio Habla, en un estado de totalidad, en el que nos sentimos unificados algunos en querer saber algo más...(sentirnos en paz es preciso dudar), en cuanto sea posible, de todas las cosas. Tal vez una vez en nuestra corta la vida, es lo principal y único.
Eres y somos uno con la vida (el mundo, la vida) y somos uno en la totalidad con el ser. La iluminación en el final del sufrimiento y del conflicto continuo, tanto interno como externo y el final de la horrible esclavitud que produce el pensamiento (animus, griego, como alma), incesante. Es una liberación «increíble».
La Naturaleza aborrece el vacío. No hay nada que esté enteramente en nuestro poder... en nuestros pensamientos. Descartes ya se definió en el alma, (animus ), como infinitud; primer error, así lo expresó, tras ciertos siglos de incertidumbre y su pensar que algo necesitaba para ser el adalid de la mencionada Filosofía del siglo XVII.
El sentir, no es otra cosa distinta, que el pensar. Cuando el pensar se ha convertido en una enfermedad, no se trata del uso de la mente de forma equívoca, sino que no la usamos en absoluto; es ella la que nos usa individualmente, con emociones externas. Esa es la enfermedad. Crees, creemos, que tú eres la mente, y ahí radica el engaño. El instrumento se ha apoderado de nosotros. No existe infinitud, ni en el alma ni en nuestro «animus » pensamiento.
Pero necesitamos analizar a otros u otro tipo de autores y me viene a la memoria, una segunda parte de otro gran filósofo inglés David Hume, dejando a Descartes en segunda posición por segunda vez. Leído como autor del presente artículo, y sin pensar que el gran racionalista del siglo dicho tendería a errores, así yo lo analizo y leo, tras días de ser anómalo, ni vengarme por anticipado.
Voy por partes, «pienso luego existo». Solo podremos pensar que es solo es el ser humano el que existe ¿?, y todo lo natural, la naturaleza en su totalidad, no existe, dado que no piensa ¿? Aire, arboles, hierbas, rocas, viento, animales, universo... etc... ¿no piensan? Luego, por tanto, no existen. Me siento en un sin saber por lo dicho de un gran filósofo racionalista/escolástico o así se sentía, es decir, si existía una realidad diferente del cuerpo, que podría vivir sin él.
Como nada de lo que uno siente o percibe es garantía de la existencia del propia cuerpo y del mundo, nos llevará al error. Descartes halla tal contenido en su pensamiento... en la idea de infinitud, el dios del filósofo moderno, la sustancia infinita; y es aquí, donde la segunda parte de su pensar,que me desplaza a la conjetura, analizada por otro gran filósofo ya dicho David Hume al debatir su segundo sustrato de infinitud en cuanto al alma racional.
A David Hume no le vale la argumentación cartesiana/racionalista sobre la idea de infinitud. Analizo.
1) porque pensaría que ni Descartes ni nadie entendería la idea de infinito y podría suceder que se confundiría con operar con signos matemáticos y no con entenderlos.
2) Aunque Descartes y cualquiera de nosotros entendiéramos la idea de infinito, no nos vale la argumentación por el cual dios ha de existir, ya que el efecto o consecuencia en nosotros, los seres pensantes (idea de infinitud), no puede tener más realidad que la causa (dios supuestamente).
¿Y por que no es válido este argumento? Porque tras la lectura de Hume me demuestra que la relación causa-efecto, cuando se usa adecuadamente, se basa íntegramente en la experiencia. Ahora bien, si esto es así, que lo es, debemos suponer que solo funciona ciertamente cuando la aplicamos a objetos y hechos de la experiencia.
Como de Dios no tenemos experiencia directa alguna (Santo Tomás de Aquino, estaba de acuerdo en ello), la conexión que Descartes pretende realizar es totalmente ilegítima.
Dos argumentaciones equívocas, o tal vez tergiversadas de un gran filósofo, pero bien cierto que en el siglo dicho, existió un vacío al respecto y fue el gran Descartes el que se «mojo» al respecto. La filosofía es por mí entendida como una suma sin fin, y pasarán siglos y no encontraremos la suma total de ella.
Lo cierto y real, es que lo divino, esta en lo humano y si dios no existiera..... sería necesario inventarlo.