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Ponferrada

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Una vieja imagen de Vicente Nieto Canedo, el fotógrafo de la mirada furtiva, muestra el Castillo de Ponferrada en blanco y negro. Se atisba el arranque de una casa adosada a la muralla, en la cuesta sin asfaltar todavía de la calle Gil y Carrasco, y un hombre orienta a un carro de bueyes cargado de hierba.

Es una imagen sin fechar —Vicente Nieto se fue de Ponferrada con 15 años, mucho antes de que se convirtiera en fotógrafo aficionado durante su etapa de miliciano socialista en la Columna Mangada, allá por el verano de 1936— y el Castillo tiene el mismo aspecto ruinoso que mantuvo durante todo el siglo XX, sin rampa de acceso. Nieto colgó la cámara en 1966 y solo en los últimos años de su vida —murió en 2013 en Madrid a los 99 años— salió del anonimato y recibió el reconocimiento que merecía. Así que la foto del Castillo tuvo que tomarla en algún viaje anterior a Ponferrada.

Poco había cambiado la fortaleza cuando en la misma época en la que Nieto dejaba de tomar fotografías, un avión alquilado por la empresa especializada en imágenes áreas Paisajes Españoles SA volaba sobre el Castillo y lo eternizaba con las mismas casas adosadas a las muralla, la entrada sin rampa y el puente García Ojeda por construir.

Esa imagen de la fortaleza en ruinas, con el patio relleno de una capa de escombro alfombrada de hierba, es una de las 15 fotografías que hasta el 31 de mayo exhibe el vestíbulo de la Casa de la Cultura. Quince fotografías de vértigo, donde se aprecia, en las más antiguas, el humo que desprendía la antigua térmica de Compostilla en funcionamiento y el río Sil sin encauzar, entre huertas de pimientos. A vista de pájaro, y en un vuelo posterior también se puede contemplar la urbanización del Polígono de las Huertas, la construcción del instituto Álvaro de Mendaña, una ciudad en crecimiento.

Qué vértigo, sí. El que produce el paso del tiempo, no tanto la altura. Si no tienen miedo a marearse, si ya han cumplido una edad y no les asalta la nostalgia, tienen tres meses por delante para ojear esas 15 fotografías aéreas y comprobar cómo ha cambiado el Castillo de Ponferrada. Y de paso, imaginarse lo que hubiera hecho hoy Vicente Nieto Canedo con un dron.