Debate electoral en la cárcel
T odo esto es surrealista, lo sé. Pero no descarte usted que alguno de los debates electorales pudiera incluso celebrarse en la prisión de Soto del Real, donde Oriol Junqueras podría, por ejemplo, enfrentarse a Meritxell Batet, la ministra socialista, y a algún otro recluso representante del fugado Puigdemont. Si la Junta Electoral Central acogiese una petición en este sentido procedente de Esquerra, a ver cómo lo evita el Gobierno. Para muestra, baste este botón, aunque lo cierto es que bastante surrealismo están introduciendo ya los ‘clásicos’ con esto de los debates: que si un cara a cara, que si a tres, que si a cuatro, que si con Vox, que sin Vox, que si solo en la pública, que solamente en las privadas... Tiemble usted después de haber reido.
Claro que esto solo anticipa lo que va a ser una Cámara Baja que ni Magritte y Dalí juntos, uniéndose a Kafka, podrían haber imaginado. Ahí es nada un grupo parlamentario encabezado por Gabriel Rufián en alianza con Bildu. O el de los separatistas catalanes ‘puigdemonistas’, del que han sido depurados los que hasta ahora eran los diputados más dialogantes, pese a ser independentistas, como Jordi Xuclá, Carles Campuzano o Marta Pascal. Adiós, moderación, adiós, y hola disparate parlamentario, hola.
Luego está lo de si el fugado en Waterlooo puede o no venir a recoger su acta de eurodiputado, si la obtuviere. Para ello, tiene que jurar presencialmente la Constitución en el Congreso. Y, claro, no habría más remedio que detenerle ‘in situ’, en presencia de fotógrafos nacionales e internacionales. Sea como fuere, venga o, como es más que probable, no venga, el escándalo está servido. Y así comenzará una Legislatura que nadie sabe si prosperará, pero que, si no nos lleva a una repetición de las elecciones en otoño, va a ser en todo caso de infarto. Y, además, con el perejil de aderezo de Vox, que en algo habrá, digo yo, de hacerse notar... Ay de quien haya de hacerse cargo de presidir esa Cámara (¿Inés Arrimadas? Suena ese río, que algo de agua debe llevar): no le arriendo las ganancias. Y ay de quien, investidura mediante, que ya es mucho decir, se haga cargo del Gobierno: ¿negociación obligada con un Junqueras que será sentenciado a quién sabe cuántos años de prisión?
En fin, como periodista, para no perdérselo. Como ciudadano, para echarse a llorar.