EDITORIAL | Imprevisión para aumentar más los problemas que genera Medora
La sanidad vivió ayer otra jornada caótica en Castilla y León. Y lamentablemente ya parece que se trata de algo frecuente. De nuevo los ordenadores dejaron de funcionar cuando las consultas estaban en plena actividad, los ciudadanos solicitaban citas y era necesaria la expedición de recetas. En esta ocasión porque se produjo una huelga de informáticos. Y más allá de la previsible sospecha de que pudo generarse la tentación de provocar problemas para visibilizar las movilizaciones, los sindicatos han puesto de manifiesto que existieron más factores de difícil justificación.
La víspera de la huelga se puso en marcha una actualización de los ordenadores que se activó precisamente en la jornada en la que eran previsibles los problemas por esa huelga. Pero además se afrontó un día de paro por unas reivindicaciones laborales —que probablemente son justas o al menos legítimas— sin que nadie reparase en que la sanidad es un derecho fundamental de la ciudadanía en el que son aceptables los parones. No estaban organizados unos servicios alternativos para paliar los problemas que se generasen y toda esta acumulación de imprevisiones o quizá de dejadez más o menos intencionada desembocó en tres horas de parón del programa Medora. Tres horas sin recetas, sin consultar historiales, sin dar citas... Tres horas sin sanidad.