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PANORAMA ANTONIO CASADO
León

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N o hace falta esperar al acto de presentación del programa electoral del PSOE, con presencia de la plana mayor de Sánchez. Escribo cuando Moncloa y Ferraz tienen todo preparado para la solemnización pública de sus promesas. Muchas de las cuales ya quedaron enunciadas en los malogrados Presupuestos Generales del Estado para 2019.

El discurso del presidente está pensado para la ocupación mediática de este miércoles 27. Con apelaciones a la vocación social del Gobierno que formará si le dan los números. Y sin concesiones especulativas a los apareamientos manejados por los analistas a partir del indiscutido escenario que excluye cualquier la posibilidad de una mayoría absoluta representada por solo una fuerza política. Ni siquiera por dos. Aun así, en el entorno de Sánchez se ratifica su aspiración a conseguir un gobierno monocolor.

Es lógico que en campaña electoral el partido que va de ganador en todas las encuestas rechace plantearse ningún tipo de pactos para después de la jornada de votación, singularmente respecto a los nacionalistas. Toda vez que sus adversarios se lo afean con carácter preventivo, aunque, como prueba de su aversión a los planes independentistas, el sanchismo se harte de recordar que estos le tumbaron el proyecto presupuestario.

Así que en Moncloa no le dedican ni un minuto a los posibles pactos. O si lo hacen se lo callan, mientras sostienen que «nuestro proyecto nítidamente socialista es lograr una mayoría nítidamente socialista», dice el ministro Abalos, que ejerce de coordinador general de la campaña del PSOE.

«Si lo conseguimos con 85 diputados, con más razón lo podremos conseguir al mejorar esa cifra», añade, dando por hecho que dispondrá de una base parlamentaria propia, «a diferencia del PP, que ha renunciado a ser primera fuerza y plantea pactos desde el principio con las otras dos fuerzas de la derecha».

Al menos en eso, también marca diferencias con Ciudadanos, que se ha terminado de quitar la careta con su pública oferta al PP de echar a Sánchez formando un gobierno de coalición.

Lo demás transcurre por los cauces establecidos como certezas indiscutibles en los sondeos. Por ejemplo, que la derecha tendrá más votos pero menos escaños, al ir en tres marcas por separado. Y que el PSOE gana sobrado por la caída de Podemos y la mencionada fragmentación de la derecha.

Por ir al minuto y resultado de la pre-campaña, en los últimos días se detecta una cierta preocupación en el estado mayor de Sánchez porque el hecho de aparecer como caballo ganador en todas las encuestas puede ser desmovilizador para los más escépticos de los votantes socialistas.