Diario de León
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Los españoles valoramos mucho la franqueza, pero esta no convierte una banalidad en sentencia de Zaratustra. En su intervención del miércoles. el sindicalista José María Fidalgo habló con una sinceridad cargada de valores y de hondura vitalista. No fue desparpajo de perro viejo. El ciclo coordinado por Mata y Vidal, por el 40 aniversario de la Constitución y de la Universidad, aportó otra sesión luminosa. El exsecretario general de Comisiones Obras encandiló con su espontaneidad, que, en efecto, nada tiene del chusco epatar tan frecuente en el populismo actual. Pertenece al mundo del trabajo en equipo, pero a la vez es espíritu libre, imposible de etiquetar. Aseguró haber votado a Rajoy: «Se le echará de menos». Habló también de su buen trato con José María Cuevas. En Fidalgo, diálogo social no es teoría sino actitud, hasta ha aceptado una petición de Álvarez de Toledo para participar en un acto constitucionalista en Cataluña. Sobre la exhumación de los restos de Franco: «Estaba más muerto antes que ahora». Y soltó la mascletá al preguntársele por la minería: «No me gusta, bien muerta está. Allí donde hay surge droga, alcoholismo y prostitución, solo ha enriquecido a cuatro sinvergüenzas». A la vez, mostró solidaridad con los mineros fallecidos. Mata supo sacarle lo mejor a tal franqueza socarrona. Nuestro paisano tiene discurso, no verborrea.

María Emilia Casas, expresidenta del Tribunal Constitucional, abogó por reformar la Constitución, dentro de la continuidad, pues la sociedad cambia. Tuvo palabras de gratitud para sus maestros (Alonso Olea, Tomás y Valiente), pero asimismo para colegas (Barreiros). Si llega a dedicarse a la filología, su otra vocación, sabríamos quién escribió el Quijote apócrifo. El alumnado aplaudió mucho su rigor académico, especialmente modélico para las futuras juristas.

Coincidieron en señalar el daño que hace la corrupción. El sindicalista dio a los estudiantes un consejo: «Escuchad siempre varias opiniones. Tened amigos, pero no seáis pandilleros, los problemas no se solucionan a golpes». Habría que reformar la Constitución para que Casas y Fidalgo no se jubilasen nunca. Necesitamos su doble franqueza sin etiquetas: inteligente y muy humana.

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