cartas al director
¿Una copa de más?
S algo del bar con cierta sensación de estar algo ‘piripi’. Comienzo a andar y veo que estoy muy bien. Llego al coche y abro con toda normalidad. Arranco y salgo. Estas calles del centro son tan estrechas que tropiezo con la rueda delantera del coche aparcado enfrente. Paro y salgo a mirar por si le he hecho algo: sólo se ve que la rueda la habían dejado girada: por eso rocé con ella. Vuelvo al coche y reanudo la marcha. Al girar a la derecha hacia Guzmán un policía me detiene: «¿No tiene usted nada que ver con el golpe que se oyó en esa calle hace un momento?» Haga el favor de soplar. «Ya la lié», pensé nervioso.
Y caí de la cama con las pulsaciones a cien. Volví a acostarme y no podía conciliar el sueño: ¿Por qué esta pesadilla? Claro, tantas veces he pensado en estos días en el «señor» que le hizo esa faena al coche de mi hijo a esas horas poco tardías de la noche del viernes uno de marzo en una tranquila calle del centro de León….
Tuvo que llamar a la grúa y ni siquiera la policía quiso tomarle nota por teléfono al no estar la otra parte que había causado el accidente: pase mañana por aquí y nos lo explica detenidamente.
Si no es más que lo que ha visto su mecánico de confianza, quizá no llegue a los dos mil euros.
Leopoldo Riega Díez
La rivalidad entre Taxis
T odos sabemos que el servicio que ofrecen los taxis es bastante más caro y de peor calidad que el que ofrecen los llamados VTC (Vehículos de Turismo con Conductor). Este tipo de servicio es más económico y ofrece una mejor calidad, ya que se preocupa más por el pasajero: ofreciéndole agua, temperatura ambiente, música, etc.
No debemos olvidar que los VTC también son legales, en contra de la opinión de muchos que desconocen la legislación al respecto. Las administraciones competentes están al corriente de ello. Una buena solución es respetar las licencias y condiciones de su uso, fijadas en la Comunidad de VTC respecto al sector del taxi y que, el sector del taxi sea capaz de competir también con los VTC ofreciendo un mejor servicio. Si esto no ocurre, estarán condenados a desaparecer.
nOEMÍ NACEMENTO FERNÁNDEZ
Una víctima más del foto rojo de Michaisa
E l pasado 14 de noviembre fui multado por el famoso foto rojo de Michaisa. He ido a la Policía Local a ver las fotos y considero que es prácticamente imposible detener mi vehículo en las condiciones en que se encuentra ese cruce: en las fotos, cuando el semáforo se pone rojo el coche está a un metro de la línea de detención, espacio claramente insuficiente para detenerlo. En condiciones normales, el semáforo está intermitente, cambiando la luz encendida cada aproximadamente... ¿un segundo? La transición a rojo se produce quedando el disco intermedio encendido ¿dos segundos? Eso quiere decir que tras un segundo encendido debo saber que va a cambiar a rojo, y en ese segundo, aparte de deducir que ya ha transcurrido el primero, he de reaccionar y detener mi vehículo, que por muy lento que vaya, pesa 1.400 kg y cuesta detenerlo. Me parece algo al alcance de pilotos y coches de fórmula uno si acaso. Entiendo que hay que proteger a los peatones que cruzan por esos pasos, la gente va rápido y no se fija, pero hay formas mejores de protegerlos sin dejar expuestos al azar a los conductores. Hay temporizadores, o se puede encender el ámbar con el rojo para indicar que se va a poner en rojo, como en muchos países de Europa. En fin, sirva esto como queja sobre la forma en que se lleva el tema de la seguridad vial en esta ciudad que pretendemos disfrutar. Se puede (y debe) ser duro sin dejar indefensos a los ciudadanos.
FRAN FIERRo