La herencia de Sánchez
L os partidos ya se han animado a presentar sus propuestas en materia económica. Ahora sí sabemos, lo que en realidad proponen para otra nueva etapa de la economía española en la que las dificultades se van agravando cada día. Las fórmulas de la izquierda y el centro derecha son bien distintas. Aquí no hay matices. Las cosas están entre gastar mucho y subir los impuestos o intentar reducir el gasto, crear riqueza y bajar los impuestos. Veremos quién se lleva el gato al agua el 28-A y qué programa se puede poner en marcha, porque lo que ya es una certeza es que quién gane las elecciones tendrá que hacer frente a una situación más complicada.
El servicio de estudios del BBVA lo expuso bien clarito el lunes. Las malas señales que vienen de fuera y las que emite la economía española restarán al menos dos décimas al crecimiento del PIB este año. La traducción es menos inversión, menos empleo y empeoramiento del sector exterior. Hay que decir además que la economía sigue creciendo en gran parte por el consumo público. Los «viernes electorales» de Sánchez nos están costando un ojo de la cara y no hay partida de ingresos que compense este gasto, así que el déficit será mayor de lo que habían previsto tanto el gobierno como Bruselas. El responsable de este informe, Rafael Doménech ha advertido además de los efectos perniciosos sobre el empleo de la subida en un 22,3 por ciento del SMI, que va a restar 100.000 empleos este año y otro tanto el que viene.
Hay que añadir, según contaba ayer «ABC» que el gobierno no ha puesto en marcha «un millón de viajes del Inserso poniendo en riesgo 90.000 empleos en plena desaceleración del turismo» y que tampoco invirtió 3.725 millones en I+D+I, a pesar de criticar duramente al anterior gobierno por su falta de interés en este capítulo. Sin embargo, y de forma irresponsable, el gobierno ha aumentado la deuda en más de 145 millones de euros diarios. De hecho, dice José María Rotellar en LD, que este año la deuda pública aumentará en otros 30.000 millones y que superará los 1,2 billones de euros. Una herencia envenenada para el nuevo gobierno sea del signo que sea.