Fake news y miserias

«Los políticos son una pesadilla», me espetó la nieta de cuatro años, angustiada viendo sus cartelones, como si viera al coco. El hartazgo de la ciudadanía no tiene límites. No se explica la capacidad de aguante. En una sociedad nada igualitaria hay que acabar definitivamente con tantos chollos y prebendas, insultantes y empobrecedoras en una democracia.

Escribo sin conocer los resultados electorales, después de una campaña bronca, nada ejemplar. La máxima cabeza de los populares, en un sentido extremadamente metafórico, por supuesto, no dudó en afirmar que había que bajar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Solapadamente, aunque después se acogiera a las fake news, fórmula que esconde la muerte del mensajero o la ocultación del mensaje al no convenir el desliz en ese momento.

Pero fíjese, enamorado, como parece, de un liberalismo económico descorazonador y deshumanizado. ¿Cómo se puede vivir con un salario de 900 euros brutos? Sume gastos y deduzca. Es, no le quepa duda, la administración del hambre, de la pobreza al menos. Y añada: durante unos meses, disueltas las cámaras, senadores y diputados siguen cobrando el sueldo. ¡Y también los 1 800 euros pagados por desplazamiento, sin desplazarse! Más de dos veces el SMI, al estar exentos de tributación. Sume vacaciones y demás gaitas y solo ese concepto —¡qué vergüenza!— es casi tanto como la retribución anual del sometido a la estrecheces del SMI que a usted le parece un despilfarro. Sepa también, alejado absolutamente de la realidad, que ciertas triquiñuelas rebajan en trabajos —y empresas generosamente subvencionadas— ese salario mínimo. ¿Qué esperanzas de futuro? ¿De qué conciliación hablan? ¿De qué nivel de vida? ¿De qué ilusiones?... Añada, si lo estima, que en ciertos niveles las condiciones laborales son tan precarias, que no pocos hablan de la nueva maquinaria de fabricar esclavos en el siglo XXI. Tan duro. Añado: muchos de esos trabajadores, jóvenes en un alto porcentaje, están mucho más preparados, por supuesto que yo, también que usted, que aspira a gobernar y cuyo mayor aval, según las crónicas, es haber mamado generosamente de lo público desde muy joven. Sustanciosa acumulación de pasta con tales méritos —¿por cuánto multiplica el SMI?—, a los que se añaden su magisterio en el insulto y la mentira, creador incorregible de fake news. Pase lo que haya pasado ayer, no olvide la Constitución, a la que tanto apela. A todos nos ?hace bien. La lectura.