Diario de León

TRIBUNA

Dos reinos distintos en los documentos

Publicado por
Joaquín Cuevas Aller escritor
León

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E n el reinado de Alfonso I de Castilla sucedió una de las batallas más narradas de toda la Reconquista: la de las Navas de Tolosa. Los historiadores cuentan que fue una guerra entre Castilla y los invasores musulmanes. La realidad es que fue una Cruzada promulgada por el Papa Inocencio III, similar a las de Tierra Santa. De esta batalla, los historiadores cuentan datos imposibles. Algunos han llegado a decir que ha sido la más importante desde la Prehistoria hasta la Segunda Guerra Mundial. Según la crónica del falsario historiador, Rodrigo Jiménez de Rada, en la batalla murieron 200.000 musulmanes y 25 cristianos (se supone que quiso decir 25.000). En una carta que el propio Alfonso I de Castilla envió al Papa Inocencio III, habla de las siguientes cifras: 100.000 musulmanes muertos y 185.000 prisioneros. Del ejército cristiano sólo 25 ó 30 muertos (se supone que también quiso decir miles). Las cifras de muertos y prisioneros de esa batalla son imposibles. En esos tiempos, la población de toda la península ibérica no pasaría de los cuatro millones de habitantes. Era imposible tener ejércitos con esas cantidades de soldados. La demostración de que las cifras están exageradas se encuentra en una crónica de la época. Después de la Batalla de las Navas de Tolosa, Alfonso I de Castilla persiguió a los musulmanes hasta Baeza, provincia de Jaén, donde se habían refugiado 40.000 soldados musulmanes. Alfonso I, creyéndose omnipotente, cercó la ciudad y luego la asaltó, muriendo unos 20.000 castellanos en el asalto. Alfonso I, avergonzado por la derrota, puso como disculpa de las muertes, una terrible hambruna. Tanto los cronistas musulmanes como los cristianos dan a entender que ninguno de los dos ejércitos superaba los 70.000 soldados. La realidad es que las Navas de Tolosa no produjo avance territorial en la Reconquista.

Alfonso I de Castilla murió el año 1214. Le sucedió en el trono su hijo Enrique I que sólo tenía 12 años. Enrique I murió en un desgraciado accidente. El rey estaba jugando con otros niños de su edad cuando una teja desprendida del tejado del palacio cayó sobre su cabeza, causándole la muerte en pocos días. Esto sucedió el 6 de junio de 1217. Aún no había cumplido los 15 años. La heredera al trono de Castilla era su hermana Doña Berenguela, que cede sus derechos a su hijo Fernando que es coronado rey de Castilla el 2 de julio de 1217. El rey santo, Fernando I será uno de los mejores reyes de toda la Reconquista. Desde el primer día de su coronación invade territorio en poder del invasor musulmán con el fin de terminar la Reconquista. A pesar de su buena voluntad, Fernando I no fue capaz de añadir un solo metro cuadrado a su reino. Es una clara demostración de la debilidad militar de Castilla. Ninguno de sus reyes privativos consiguió avanzar en la Reconquista. El año 1230 muere Alfonso VIII de León, que, los historiadores llaman Alfonso IX. El sucesor legítimo al trono de León es su hijo Fernando, que era entonces rey de Castilla. Este rey santo debe ser reconocido como Fernando I de Castilla y III de León. Por primera vez en la Reconquista los Reinos de León y de Castilla tienen un mismo rey. El rey santo consigue unificar los ejércitos de ambos reinos y con ambas fuerzas invade territorio musulmán con gran éxito.

El año 1232 toma la ciudad de Trujillo, el año 1234 toma la ciudad de Úbeda, el año 1236 toma la ciudad de Córdoba, el año 1246 toma la ciudad de Jaén y el año 1248 toma la ciudad de Sevilla. Rendida Sevilla, el rey santo toma casi sin esfuerzo Cádiz, Jerez de la Frontera, Medina Sidonia, Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa María y otras poblaciones de la provincia de Cádiz. Es evidente que estas conquistas marcan el gran poder militar del Reino de León y la debilidad militar del Reino de Castilla, que por si sola, aunque lo intentó, no fue capaz de avanzar un solo metro cuadrado. Fernando el Santo creó nuevas leyes con el fin de conseguir la fusión de los pueblos leonés y castellano sin conseguirlo, los castellanos se sentían sólo castellanos y los leoneses se sentían sólo leoneses. Hasta el año 1348 las Cortes de ambos reinos se reunían por separado incluso cuando se reunían en las mismas fechas y en la misma población. También es completamente cierto que ningún rey de Castilla firmó jamás documento alguno como rey de España. Algunos acreditados historiadores afirman que la causa de esa falta de firmas es porque Castilla nunca supo lo que era España. Solamente los reyes de Oviedo y de León firmaron documentos como rey o emperador de España.

Todos los datos aquí expuestos son auténticos y aceptados por la mayoría de los historiadores. Ha sido desde la creación de las autonomías cuando los políticos están diciendo que el Reino de León nunca existió o que se integró en la Corona de Castilla. Jamás nadie ha presentado dato alguno que lo justifique. Este silencio político demuestra que las mentiras contra la existencia del Reino de León es la causa de la creación de la autonomía de Castilla y León como si formaran una sola región, ya que si fueran dos regiones distintas, la autonomía sería inconstitucional. Los datos expuestos en este artículo demuestran que la creación de la autonomía de Castilla y León ha sido una decisión exclusivamente política y, por supuesto, anticonstitucional. Una mayoría de historiadores y políticos admiten que en algunas autonomías no se enseña Historia real en las aulas, se enseña historia inventada, por ejemplo en Cataluña y País vasco, algo completamente cierto. Esto sucede porque en España tenemos una democracia de muy baja calidad.

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