cuerpo a tierra
Trotamundos en pantalla
Que el mundo es mucho más ancho y hondo de lo que parece contemplando un mapamundi, se ocupan las cadenas de confirmárnoslo todas las semanas. Los productores despliegan su imaginación buscando escenarios indómitos, tierras vírgenes, lugares en los que nunca se ha visto aterrizar al hombre occidental. Los programas de televisión le encuentran esquinas al globo y envían allí a tipos que no le hacen ascos a enfrentarse a peces con dientes, picos imbatibles o serpientes hipercicladas. No los dejan a su suerte pero tampoco va con ellos una uvi móvil. Uno de esos viajeros intrépidos es el leonés Frank Cuesta, antes Frank de la Jungla, que de uno de sus periplos regresó con malaria, que no es nada comparado con el título de su aventura, nada menos que «Besar a la muerte», personificada en la mamba negra, la serpiente más venenosa de África. O Jesús Calleja, que no se queda atrás en riesgos laborales y aterriza en helicóptero en una remota aldea asturiana fardando de cazurro no sólo sin que le pase nada, sino que hasta se gana una invitación a comer pote y casadielles. Por cierto —que diría mi monologuista preferido—, que si en esto de que salgan tantos leoneses viajeros mediáticos no tiene que ver la despoblación y falta de oportunidades, que venga la Diputación y lo vea. Ya están tardando en convocar otra alianza de presidentes provinciales para abordar este espinoso tema, a la que, como novedad, podrían invitar a exponer su alta visión a un par de drones.
La verdad es que mientras la mayoría nos apoltronamos, porque la revolución internáutica nos ha traído a la sala de estar el mundo en hd, todavía hay por ahí muchos más aventureros de lo que parece: mientras uno se adentra en las oficinas de la cosa del paro, por ejemplo, a la búsqueda de ofertas de empleo, otro osa presentarse en el consultorio de su médico sin cita previa y el de más allá, que suele ser un conocido nuestro, arriesga el físico preguntando cuándo llegan las croquetas en la presentación de un libro. Pero no hay cámara que los grabe ni parrilla que exhiba un programa con estos indómitos personajes, aunque todo se andará que por ahí ya los hay sobre un tío que come todo lo que le pongan, unos gemelos que rehabilitan viviendas y una familia de obesos que regenta una casa de empeños.