Menos natalidad y más tardía: el cambio demográfico no tiene vuelta atrás
Durante los años de la recesión económica los jóvenes se han ido de provincias como León en busca de mejores oportunidades laborales. Pero el problema de la despoblación y el envejecimiento no tiene tanto que ver con esta realidad, sobre la que se ha debatido largamente (sin encontrar solución), como con una evidencia que preocupa especialmente: no nacen niños. Y cada vez llegarán menos. Un tercio de las mujeres nacidas en torno a 1975 no tendrá hijos. Las que sean madres no parece que puedan mejorar el dato estadístico que deja apenas un descendiente por cada mujer. El relevo generacional es así cada vez más complicado.
Mucho más si el retraso en la edad a la que se es madre continúa la galopada de las últimas cuatro décadas. En 1975 la mayor parte de los partos se producían en madres de 24 años, ahora la edad en la que se es madre con más frecuencia es a los 35. Son más las mujeres que dan a luz a los 40 años que a los 25, y con frecuencia recurren a técnicas de reproducción asistida. La situación laboral, el desarrollo profesional y las cuestiones económicas son sólo algunas de las causas de esta situación. El cambio de modelo de las familias y de las expectativas personales son realidades sobre las que las políticas poco pueden hacer, al menos a corto plazo. Una sociedad que envejece y no se renueva sólo suma problemas de cara al futuro. Difícil papeleta que, al menos de momento, no consigue encontrar una vía de solución.