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Atanasio Alegre, ilustre leonés en Venezuela

Publicado por
P. Fernando Campo del Pozo agustino
León

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E l día 29 de abril me llegó la luctuosa noticia de que había muerto el día 27, el Dr. Atanasio Alegre Martínez, antiguo amigo y condiscípulo. Este exagustino leonés se hizo ilustre en Venezuela, donde llegó a ser Director de Cultura de la Universidad Central de Venezuela y era Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua en Caracas, Letra Ch. Ha traducido algunas obras del alemán y publicado varios libros sobre psicología y novelas, con muchos artículos periodísticos, llegando a tener prestigio incluso internacional. Al felicitarle las Pascuas de Navidad y Año Nuevo, me dio la triste noticia de que tenía cáncer en el páncreas. Lo aceptaba con resignación y recobraba la fe cristiana con la esperanza en la resurrección. Le atendía una de sus hijas que es médico en Francia.

Aunque nació en Villamoratiel de las Matas el año 1930, se crió en Palanquinos, donde trabajaba su padre en la Renfe. Cursó los estudios de Humanidades en el Colegio Apostólico de Valencia de Don Juan (1943-1947) y los de Filosofía (1947-1951) en Valladolid, donde sufrió una crisis vocacional por lo que perdió un curso. Hizo el noviciado en Bacerril de Campos Palencia, (1951-1952) y luego los de Teología de nuevo en Valladolid, donde fue director de la revista Casiciaco y en 1954, me dedicó un elogio al ser premiado ese año por un trabajo sobre la «Iluminación Agustiniana y la Filosofía Moderna». Fuimos destinados a Venezuela en 1956 y allí cursó Psicología en la Universidad Católica Andrés Bello. Coincidimos en el Colegio San Agustín del Paraíso entre 1962 y 1964. En 1963 se licenció y comenzó a dar clases esa Universidad Católica Andrés Bello, donde se doctoró en 1965 con la tesis Comunicación y existencia auténtica. (Introducción a una psicoterapia existencial). Estaba enamorado de una alumna llamada Cristina Carrillo, y había entrado en una crisis de fe por sus lecturas existencialistas. Cumplidos los debidos trámites de secularización, se casó con ella en 1966.

Sus padres en Palanquinos sufrieron mucho y llegué a oírles lamentaciones y quejas, que me causaban mucha pena, como pude comprobar ese año de 1966, al venir de vacaciones y más desde1970, cuando procuraba visitarles para consolarles especialmente en sus enfermedades. Tardaron en aceptarlo, como algo que no se pudo evitar, dada la secularización de otros religiosos y sacerdotes que habían estado en Palanquinos. Atanasio se encontraba aparentemente muy contento en Venezuela. Me seguí comunicando con él en algunos congresos, como en sucedió en 1996, cuando me regaló su libro La caricia del lobo con esta dedicatoria: «Para Fernando Campo, estas historias de la vida de ficción, que no es más que la ficción de la vida». Esta obra está dedicada a «María Cristina, treinta años después» de casarse. Llegué a decirle confidencialmente que otro condiscípulo, Valentín García, también secularizado, al visitarme en Valladolid, me dijo: «De haberme quedado en España, no me hubiese salido» y él añadió «Y yo tampoco», porque tenía sus planes con el P. Lope Cilleruelo y habían sido truncados, ya que fue colaborador de la traducción alemana de la Introducción del Doctor H. Langenegger a La conversión de la Magdalena del P. Malón de Chaide y se había relacionado incluso con el P. Félix García para otras posibles colaboraciones.

En 1996 y después, se sentía contento y satisfecho con su esposa María Cristina y los cuatro hijos: María Cristina, David, Verónica y Adriana, que estudiaban alemán, francés e inglés con un brillante porvenir. Había triunfado en sus estudios llegando a ser profesor titular y Director de la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela, con novelas como Sombras de Tejado (Monte Avila), Las tentaciones de una señora decente (Alfadil), Ruidos en la calle (Planeta), a las que han seguido otras con una prosa elegante y mágica propia de él que era muy culto. Algunas se han traducido al francés e italiano como el Crepúsculo del hebraista. La última que leí fue Caracas irredenta, donde refleja la situación actual que no se esperaba. Sus cenizas van a reposar en Sainte Adresse (Francia) como él mismo deseaba. Que descanse en paz este culto leonés que se hizo ilustre en Venezuela.

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