EDITORIAL | Mercancías de vía estrecha, una oportunidad que puede explorarse
La decisión de situar en León la gestión de las mercancías del ferrocarril de vía estrecha (Feve) tiene en principio unos efectos reales mínimos. La muerte del carbón minimizó el uso de las líneas que precisamente recorren las cuencas y hoy el balance es paupérrimo: ahora sólo circulan cuatro convoyes diarios —ninguno por la provincia— frente a los 75 que registraban en otros tiempos.
Pero en un momento en el que es tan decidida la apuesta europea por el uso del ferrocarril para el transporte limpio de mercancías podría explorarse la posibilidad de potenciar este tipo de líneas. La que une actualmente León con Bilbao a través de buena parte de la montaña de la provincia afronta una etapa crítica, puesto que su actual precariedad —no accede hasta el centro de la ciudad— ha mermado drásticamente el número de usuarios, porque además coincide en el tiempo con el grave problema de despoblación.
Pero llega la oportunidad de que se intente reaprovechar esa vía promocionándola como una fórmula para dar a León una salida hacia el norte y más concretamente hacia el mar, aunque evidentemente con las limitaciones que ofrece esta infraestructura viaria.
Revitalizar esa línea es muy importante para León y quizá podría promocionarse porque todo elemento que anime y dinamice el polo logístico tiene que ser bienvenido e impulsado.
