El ‘caramelo’ de la Red Natura 2000

Como no podía ser de otra manera, la Red Natura 2000 tuvo esta semana su día internacional. Una jornada en la que se puso en valor la importancia de esta red ecológica europea de áreas de conservación de la biodiversidad, y de la que León puede dar buena cuenta. Y es que los datos no pueden ser más favorables, ya que de las 14.782.211 hectáreas que hay en España bajo esta protección, siendo más de un millón zona marina, 461.217 están en la provincia de León. Esta red consta de zonas consideradas Lugares de Interés Comunitario (LIC), que en la provincia alcanza las 398.379, y de Zonas de Especial Interés para las Aves (Zepa) que aquí suman las 395.937 hectáreas. El problema que ocurre con estos espacios que Europa propone para extremar su protección es la falta de financiación desde los propios territorios para cumplir el objetivo por el que fueron creados, asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y de los tipos de hábitat para detener la pérdida de biodiversidad. Y no es no por la millonada que en forma de ayudas Life+ ha destinado la Unión Europea para revertir la pérdida de población de determinadas especies, como en el caso de León ha ocurrido con el urogallo cantábrico, el oso pardo, el desmán, el visón europeo o el quebrantahuesos. Estas especies han recibido cuantiosas aportaciones que se han traducido en resultados de dudoso éxito como se demostró con el urogallo, que recibió cerca de siete millones de euros entre el 2010 y el 2016 en un proyecto que cuando acabó constató que la población se daba ya prácticamente por perdida en la Cordillera Cantábrica. Son muchos los sectores que apuntan a la necesidad de que se orquesten planes de gestión en estos espacios para que determinadas actividades ganaderas y agrícolas, industriales y algunas infraestructuras no supongan un perjuicio a la conservación de las especies que allí habitan. Pero la falta de una financiación específica y el hecho de que muchos de estos espacios están en manos privadas —en el caso de León el 29% de la Red Natura es de titularidad particular— impide que se adopten políticas sectoriales que ayuden a preservar a las especies animales y vegetales antes de que, como en el caso del urogallo cuya población ha sido diezmada por la minería, la caza y las pistas forestales, sea demasiado tarde.