Dos cruces en el IRPF
M ientras el Gobierno decide si nos van a subir los impuestos, en cuánto va aumentar el gasto público y cómo hacer para que la deuda pública crezca y crezca, cada ciudadano o ciudadana tiene una única oportunidad de decir qué quiere que se haga con una pequeña parte de sus impuestos: el 0,7 por ciento. Parece poco, pero suma mucho. Seiscientos millones de euros en 2018. Cada año que hacemos la declaración del IRPF podemos decir que un 0,7 vaya a fines sociales y otro 0,7 a la Iglesia católica, un sistema puesto en marcha en 2006 por un Gobierno socialista que es único en Europa y que favorece la libre elección del contribuyente. Sería bueno, incluso, reducir la discrecionalidad del Gobierno y dejar que los ciudadanos decidieran el destino de otras partidas.
En la campaña del año pasado, 10,6 millones de contribuyentes marcaron la X Solidaria, la que va a las ONGs, y 8,5 millones de contribuyentes la de la Iglesia católica. En total, 314 millones para las ONGs, aunque con 170.000 declaraciones menos, y casi 268 para la Iglesia, con 51.000 declaraciones más que en 2107. En este último caso es la cifra más alta desde 2007, lo que significa que, a pesar de las crisis y de los problemas de la Iglesia, uno de cada tres contribuyentes mantiene su confianza y su apoyo. Seguramente porque saben que ese dinero se emplea bien.
En los años de la crisis, la Iglesia y las ONGs han sido dos pilares que han sostenido a millones de personas, muchas de ellas mujeres y niños, para las que el Estado no tenía capacidad de atención. ONGs como Cáritas o Manos Unidas, el Banco de Alimentos y muchas más siguen estando cada día con los más desfavorecidos. Sin la labor de muchas ONgs en la atención al desarrollo, a los inmigrantes que llegan a nuestras costas, a las personas con discapacidad o a los que padecen enfermedades, la situación social sería muy grave.
Cuando un ciudadano marca la X Solidaria y la X de la Iglesia está llegando a personas con nombre y apellido. Cuando marcamos las dos casillas -sin ningún coste para nosotros- no sólo está ejerciendo su libertad, está dando esperanza y recursos a personas mayores que se encuentran solas, a enfermos hospitalizados, a niños sin hogar, a esa bolsa de pobreza estructural que no debería existir en una sociedad moderna, pero que crece. Cada vez que marcamos las dos X estamos luchando contra la desigualdad creciente que la crisis no sólo no ha reducido sino que ha aumentado. Estamos apoyando a mujeres que quieren salir de la trata, a misioneros que se dejan la vida -la última una monja española de 77 años en República Centroafricana- por los que olvidados del mundo. Cada vez que marcamos las dos X hay alguien que es recibido con los brazos abiertos en algún albergue o rescatado de una muerte segura en el Mediterráneo. Cada vez que marcas las dos casillas hay menos desahuciados y más personas con hogar.
Si marcas las dos casillas, el Estado destinará un 0,7 a fines sociales y otro 0,7 a la Iglesia Católica. No pagarás más ni te devolverán menos. Muchos se la juegan por nosotros. Necesitan más recursos. Tienes la libertad de hacerlo. No lo olvides, es tu dinero. Seis millones y medios de contribuyentes no marcan ninguna de las dos. No seas uno de ellos. Simplemente dos cruces y brotarán muchas esperanzas en quienes viven sin ella.