Magnates al juez

Dar la espalda al dinero fácil siempre es complicado. Dice mi amigo Fernando que cuando trabajaba en una multinacional le decían que el problema que teníamos en España es que éramos poco discretos.

Somos aficionados como nadie a buscar conocidos para traspasar todo tipo de ‘puertas’. Y en Correos tienen atados los bolis con una cuerda en un gesto que ojalá fuera innecesario.

Ahora nos desvelan una red —qué españolas son también las camarillas de elogio recíproco— que amañaba partidos de fútbol para lucrarse en las apuestas. El daño inmenso ya está ahí. Al deporte, al Real Madrid que formó a esos jugadores. al Huesca... una vez más se ha puesto en marcha ese gigantesco ventilador de la pena de telediario que luego nunca tiene camino de vuelta.

Pero el problema es que un repaso a los bien aireados cruces entre deporte y Justicia generan un curioso balance. Encontrar sentencias condenatorias es casi una hazaña. Con la operación Puerto se aniquiló directamente el ciclismo en España. Se envió a la picota a un buen número de personas y se colapsó cualquier atisbo de conseguir un patrocinador. Después llegaron la operación Jumbo, que dejó temblando al atletismo o la operación Galgo, que venía marcada por la ‘duatlón’ ciclismo-atletismo y antes de ser archivada en un juzgado empujó a quitarse la vida a uno de sus protagonistas. Va para dos años del asalto policial a la Federación de Fútbol, con las siempre agradecidas salidas de protagonistas esposados. Y el tiempo amenaza con enviar el balón hacia la grada para que la pérdida de tiempo haga imposible un resultado claro.

Lo que se genera es la sospecha de que se investiga lo que se quiere. Que existe una doble vara de medir y que cada uno cuenta el mercado como le fue. Me lo recordaban estos días con el mito que quieren crear sobre la gestión del alcalde ponferradino López Gavela. Fue justo la etapa en la que un albañil acabó como magnate del ladrillo y de las canteras. Extraer consecuencias sería fácil y quizá injusto, ‘al menos por falta de pruebas, señor juez’.

Así es la ansiada y curiosa memoria. La que complica los mensajes que lanza la UPL. Da la sensación de que unos se ofrecen y otros recuerdan que fueron fagocitados al ser apéndice de PP —primero— y de PSOE —después—. Qué complejas son las tentaciones...