EDITORIAL: Un bloqueo dañino que traba la tierra afectada por las concentraciones

Las concentraciones parcelarias son un avance fundamental para que el campo se pueda modernizar. Reorganizar los terrenos y las propiedades ha incrementado la rentabilidad de decenas de miles hectáreas al reducir los costes de producción para el agricultor y eliminar el dañino minifundismo que se fue consolidando a lo largo de los siglos.

Pero la denuncia de Asaja debe recibir una respuesta rápida y eficaz de la administración. La tierra que se ha visto sumida en ese proceso queda bloqueada porque no se completa la documentación, concretamente el acta de reorganización, lo que traba las fincas y bloquea los títulos de propiedad, un documento fundamental para poder realizar operaciones de compra-venta.

La organización agraria estima que el problema alcanza a unas 145.000 hectáreas de la provincia, un volumen realmente importante que incluye unas 85.000 fincas que pertenecen a un total de 43.502 propietarios. Los plazos de tiempo son los que ponen si cabe más en evidencia que existe un conflicto que reclama medidas urgentes: todo se gestó hace 18 años.

Los cálculos de Asaja sitúan en 5.000 las hectáreas de producción agraria que cada año cambio de dueño en la provincia, pero todo esto se hace con situaciones precarias que tienen consecuencias graves. La ausencia del título impide pedir hipotecas. El campo tiene razón cuando se queja de las trabas que sufre en todos los frentes para poder modernizarse.