EDITORIAL | Situación compleja en el PP leonés por el resultado y las disensiones

El Partido Popular de León ha salido bastante malparado tanto en las elecciones generales de abril como en las locales, autonómicas y europeas de mayo. Son muy pocos los lugares dónde ha mantenido unos niveles de voto notables, y con la excepción de la capital de la provincia y de La Bañeza en el resto de municipios importantes el balance es muy pobre. Es cierto que el marco general de retroceso del PP en España fue notable. Pero como suele ocurrir con estas circunstancias existen diferencias notables entre los territorios y lo ocurrido en León merece una revisión seria. El Partido Popular ha pasado de gran dominador en casi todos los frentes a estar peleando unos cuotas mínimas de poder en las que sería fundamental el retener el Ayuntamiento de León y la Diputación Provincial. Por ello parece lógico que se apuren todas las opciones, incluso con un recurso que probablemente tiene un complicado recorrido en los tribunales. La dirección nacional del partido ha avalado esa vía para intentar gobernar en León, pero la dirección provincial encarnada por Juan Martínez Majo cometió una torpeza al precipitarse con un intento de desautorización al equipo de Antonio Silván que ahora plantea una doble lectura. Por una parte, puede ser el síntoma claro de un conflicto larvado que buscó con el ‘fuego amigo’ evitar que Silván siga como alcalde para torpedear su futuro político. Y por otra, quien finalmente ha quedado en evidencia es el propio Majo. Una descalificación tan clara y rotunda desde Madrid le pone en evidencia y samplificará probablemente el ruido interno de quiénes cuestionan que, tras su debacle también en Valencia de Don Juan, deba retener cargos orgánicos o públicos.