Diario de León

SEGURIDAD Y DERECHOS HUMANOS ??ARTURO PEREIRA??

Sin compromiso

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N o reglas, no ataduras. Así de breve podría resumirse el ideal de comportamiento que hemos entronizado en nuestro subconsciente renegando de todo aquello que pueda suponer la aceptación de un mínimo compromiso.

Como si de la peste se tratara, la menor idea de comprometerse con algo, lo que sea, resulta aterradora. Quizás se deba a que compromiso significa cierta estabilidad y permanencia en el tiempo.

Debe reconocerse que en una sociedad que se ha dado en denominar líquida, es muy difícil que el más elemental de los compromisos sea adquirido y mucho menos cumplido. Debo asumir que me cuesta admitir el significado que se pretende atribuir al término líquido unido al de sociedad.

Si no he entendido mal, pretende referirse a una sociedad diluida, en constante fluidez, sin raíces que la aten a modo de cadenas. Esto le permitirá, en principio, desarrollarse más rápido y mejor.

También debo reconocer que me cuesta asumir tales postulados. Frente a una mutación permanente fruto de una crisis identitaria, entiendo que unas mínimas raíces son necesarias para poder afrontar las tormentas y vendavales que nos azotaron, azotan y azotarán al mundo.

La falta de compromiso no se proyecta solamente frente a los demás, sino que también la proyectamos hacia nosotros mismos. Renegamos de nuestras raíces y buscamos … buscamos de forma permanente. Esta búsqueda continua pone de manifiesto de forma absolutamente contradictoria la necesidad de tener en nuestro poder algo a lo que asirnos, algo a lo que agarrarnos.

Es una de las contradicciones que padecemos en nuestra sociedad. Hemos perdido marcos de referencia y hemos iniciado una búsqueda presidida por un desasosiego incesante cuyo punto final es difícilmente predecible.

El ser humano es un explorador por naturaleza, pero hasta ahora había tenido claro su punto de partida y disponía de instrumentos de navegación. Hoy, ya no; hemos quemado nuestras naves, tirado al fondo del mar los sextantes y simplemente nos hemos quedado con el ansia de buscar lo inexplorado. Hemos creado un imaginario lleno de viajes oníricos que pretendemos hacer realidad.

Pero, además cada vez viajamos más solos, sin compañía, sin apoyo que dar ni recibir y esto hace muy penoso el tránsito del viajero. No queremos compañeros de viaje por si debemos asumir algún compromiso con ellos.

Así, cada vez son más las personas que viven solas y mueren solas. Cada vez hay más personas que están pero que no cuentan porque no queremos compromisos, no queremos más que ir a alguna o ninguna parte, pero sí queremos ir, queremos ser líquidos, queremos fluir, pero sin saber hacia dónde. Cualquier animal, desde un simple topillo hasta el mejor de los predadores tiene claro lo que quiere. ¿No nos estaremos volviendo tontos todos a la vez? Digo esto por no utilizar una frase muy socorrida cuando alguien le da muchas vueltas a la cabeza de forma estéril.

Nuestra sociedad se está convirtiendo en la sociedad de la soledad. Al menos esto parece estar claro en una sociedad en la que las certezas ya no tienen espacio porque no queremos que lo tengan.

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