Si de verdad somos superiores...

Nueve meses dedicado a intentar explicar las crudas polémicas que se ciernen sobre el lobo ibérico. Bestia salvaje y especie histórica de nuestra fauna. El animal que camina «furtivo y gris en la penumbra última» sobre la tinta de Jorge Luis Borges. El bicho feroz que en manada se conjura para destripar sin escrúpulos ovejas, terneros y potros. El canis lupus al que cazadores hastían pagando o en batidas ilegales. El ejemplar que se ahoga en el vaso del biólogo preocupado por la preservación de la vida... Tras esta temporada de acercamiento he llegado a sospechar, en silencio, como dice Trapiello que es como se oyen los propios pensamientos; que a ninguna de las partes les interesa dar sepultura al conflicto.

La Junta, atendiendo a su incompetencia, señalada su ineficacia, no tiene ambición alguna por suavizar tensiones. Tampoco por tomar medidas alternativas. Los corredores verdes que lucen en otros países para conectar especies no interesan porque aquí hay demasiadas infraestructuras. ¿Y, qué son, entonces, las vías verdes de los antiguos ferrocarriles? Aumentar las subvenciones, en número y cantidad, tampoco suena atractivo para quienes deciden. Y lo de crear un programa de Formación Profesional para ganaderos no creo ni que se lo hayan planteado. Los cazadores quieren seguir cazando. Desde un trono de hierro de dos espadas defienden su argumentario. La primera hoja, afilada. El clásico del control cinegético de las especies como herramienta de gestión de los ecosistemas. La segunda es el acero monetizado. La elevada cifra de pueblos que viven de la caza y sus cotos. Todo lo que sea enfundarlas es como darse contra un muro. Los conservacionistas no quieren más lobos muertos, ni poblaciones diezmadas. Es ahí dónde comienzan todos los diálogos y su propuesta de métodos alternos para evitar sobrepoblaciones. Pero parece que sin lo primero, lo segundo nunca existirá. Y los ganaderos giran como la veleta hacia la dirección que les garantice poder llevarse un trozo de pan a la boca.

Tan sólo he visto un rayo de luz. El trabajo que ha logrado que chinos, rusos y alemanes ubiquen en el mapa la comarca de Laciana. Dieciséis criadores de mastines revitalizan la vida que languidece con el fin de la minería. El mastín se presenta como la herramienta más eficaz para luchar contra los ataques del lobo. La complicación aquí es que hacen falta varios, según las cabezas de ganado; y el mantenimiento de estos perros, molosos de montaña, guardianes del ganado, es insostenible para muchos ganaderos sin el apoyo económico oportuno. Si de verdad somos superiores, demostremos que podemos proteger las granjas sin dar muerte a quien las amenaza. Demostremos, si somos superiores, que podemos ganar la partida al lobo.