EDITORIAL | Avance clave pero insuficiente porque la Ronda Norte es irrenunciable
Las máquinas avanzan con celeridad para abrir el nuevo paso desde la glorieta de San Juan de Dios hacia el municipio de San Andrés del Rabanedo. Con un puente se salvará la vía del ferrocarril y se facilitará una alternativa ágil al tráfico entre distintos barrios del norte de León, pero también entre arterías de acceso a la capital como la N-630 (Asturias), la C-623 (Caboalles), LE-441 (Órbigo) o la N-120 (Astorga), y todo ello con una intensa relación viaria con la A-66/AP-66, tanto en los enlaces hacia Asturias como hacia el sur por Benavente.
El problema de fondo es la ausencia de la Ronda Norte, un vial que permanece en el olvido aunque periódicamente ha formado parte de las promesas de los distintos partidos. Eso genera un conflicto viario en distintas calles de León y de Trobajo, y un rodeo kilométrico, por ejemplo, entre quienes circulan entre Asturias y Galicia y no eligen no pagar el peaje.
El nuevo vial supondrá un alivio para barrios como Armunia, por el que callejean los vehículos buscando alternativas, pero debe entenderse en todo caso como una solución para mejorar la calidad de vida en León y San Andrés, pero con la meta de alcanzar una Ronda Norte que es irrenunciable.
El puente sobre la vía en San Juan de Dios tiene también otra lectura positiva. Es fundamental para todo el proyecto de continuación del AVE hacia Asturias. El tramo León-La Robla precisa una adecuación que eliminará los actuales pasos a nivel y generará un trazado con todas las garantías.