EDITORIAL | Algo está fallando en el acceso a la universidad
En la carrera por el acceso a la Universidad cae cada año un reguero de estudiantes que se debe conformar con una formación inferior a sus aspiraciones y que, a priori, será determinante para su futuro. La Ebau, cuestionada prueba de acceso a las facultades y escuelas superiores, gana posiciones como lastre para las expectativas académicas de los jóvenes que, a la luz de los resultados, ven como sus expedientes se ven notablemente deslucidos tras sumar la nota de la polémica prueba. Argumenta el ministerio que la Ebau tiene como finalidad valorar, con carácter objetivo, la madurez académica del estudiante, así como los conocimientos y capacidades adquiridos en el Bachillerato y su capacidad para seguir con éxito las enseñanzas universitarias oficiales de grado. De primeras, la premisa de la valoración «objetiva» del alumno se incumple en cuanto que en la ponderación de estas pruebas entra en juego la subjetividad que aportan los múltiples criterios de las comunidades autónomas responsables de los ejercicios. En segundo lugar, es al menos cuestionable que los alumnos que en Bachillerato han acreditado trimestre tras trimestre y asignatura tras asignatura sus conocimientos y capacidades vean como la valoración de los mismos merma en los tres días de exámenes. Cierto que la inmensa mayoría aprueba pero perder casi 1,5 puntos en la media que les da acceso a la universidad se antoja una penalización excesiva que demuestra que algo no se está haciendo correctamente y que es obligado revisar el sistema.
