Diario de León

TRIBUNA

Desde luego, este no es el camino que nos merecemos

Publicado por
José Joaquín Sebrango Briz Coronel de Artillería-Licenciado en Psicología
León

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E l pasado día 1 de junio, primer aniversario de la moción de censura que llevó al doctor Sánchez a la Presidencia del Gobierno manifestó: «España escogió recuperar la dignidad de sus instituciones y avanzar». Antes de tomar la decisión de ponerme a escribir estas líneas, lo he analizado serena y profundamente, y mi dignidad a la que no tengo previsto renunciar, ni lo voy a hacer jamás, me obliga a clamar alto y claro contra esa posible falacia pura y dura y además sin gracia alguna de afirmar, sin que a nadie, al parecer, se le haya caído la cara de vergüenza en el supuesto de tenerla, que el 1 de junio de 2018 España, nuestra Patria, «… escogió recuperar la dignidad…».

Ese día Sánchez ganó legalmente la moción de censura que le encumbró a su sueño indisimulado de sentarse en el despacho del Palacio de la Moncloa, pero también lo es que lo hizo actuando posiblemente de forma obscena porque buscó apoyo para ello en la desvergüenza de los independentistas catalanes y en la hediondez de los asesinos vascos de ETA que regaron los campos de España, injustamente, de sangre de casi 1.000 españoles cuyo delito principal fue precisamente el serlo, el ser españoles con decoro y con decencia.

En nombre de mi conciencia, la de mi familia, la de mis compañeros, la de mis amigos y posiblemente de la gran mayoría del pueblo de España afirmo con contundencia y de forma también dura y con rigor que el doctor Sánchez no podrá ¡jamás! enarbolar la grandeza de «…recuperar la dignidad de las instituciones…», entre otras, por las razones siguientes:

1.ª A las pocas horas de ser elegido presidente del Gobierno crea un Organismo Nacional con proyección hacia África, que nadie sabe en qué consiste y cual es su misión, pero que lo único que sabemos es que para la dirección general de dicho organismo de proyección africana fue nombrada la esposa del presidente, nos suponemos con generosa soldada.

2.ª Para asistir a un acto folc?lórico y lúdico en Benicasim el matrimonio presidencial utilizó un avión de la Fuerza Aérea con un coste desproporcionado para un acto totalmente ajeno a las razones de Estado para las que la Presidencia del Gobierno tiene asignado dicho medio de transporte.

3.ª Hace un mes aproximadamente la Asociación de la Prensa de Madrid concedió el premio de periodista del Año al redactor del periódico ABC de Madrid, don Javier Chicote, entre otros méritos y principalmente, por su investigación seria y profunda de los trapicheos de Pedro Sánchez. Tras este merecido premio, suenan acusadoras las palabras que Sánchez pronunció cuando estaba en la oposición: «Lo que hay en Europa son gobiernos, como Alemania, en los que los ministros a los que se les ha descubierto plagiando una tesis, lo que han hecho es dimitir». ¡Que pena que el señor Sánchez además de copiar su tesis no copiara también su comentario sobre el ministro alemán copión que efectivamente sí dimitió de forma fulminante!

4.ª Ante el juicio recientemente finalizado contra los presuntos ‘golpistas’ catalanes tuvimos que soportar la posible infamia no exenta probablemente de obscenidad nauseabunda del cambio impuesto por la ministra de Justicia en funciones, del más prestigioso abogado del Estado de España, don Edmundo Bal, por doña Rosa Seoane impuesta, al parecer, por el señor Sánchez para rebajar la acusación del delito a sedición, que no dudo de su cualificación profesional, pero sí afirmo con rotundez y rigor que se mostró más proclive a favorecer, muy probablemente, a los ‘golpistas’ considerando que solo habían cometido el delito de sedición en lugar del delito de rebelión lo que conlleva la sensible gracia de la mitad de la pena. Con este innecesario cambio se pretende favorecer, al parecer, la idea y la intención del presidente en funciones de tener «contentos» a sus socios sobre todo si vuelve a necesitar de ellos para volver a sentarse en el sillón presidencial de La Moncloa aunque volviera a ser sin decoro, sin decencia y probablemente sin dignidad como la primera vez.

La clase política ha demostrado con una evidencia nítida y lo está demostrando actualmente aún con más crudeza si cabe, sin regatear ocasiones y oportunidades, una categoría impropia de los que se deberían preciar de trabajar y esforzarse con honestidad y rigor por la grandeza de su Patria y de sus gentes. Tienen, la mayoría, una limitada preparación intelectual y un escaso bagaje de principios, pero, en parte, se podría suplir con la honradez con el esfuerzo y el rigor de trabajar por el bien común, pero lamentablemente no es así. Además en demasiados casos, su corto bagaje moral e intelectual está aderezado con una falta de vergüenza y una escasez de principios rayano en lo inverosímil y de forma contundente y clara no propio de personas que libremente quieren dedicar su esfuerzo por el bien de la sociedad que los mantiene en este caso, encima, los tiene que aguantar y soportar. «La ineptitud de los políticos la pagan los pueblos» (Lucca Capioto).

España es y somos un gran país con dos milenios de historia encima que ha conquistado medio mundo y ha evangelizado otro medio. Tenemos empresas que están realizando obras públicas de envergadura en Australia, en Brasil, etcétera etcétera. Hemos construido el AVE entre La Meca y Medina en Arabia Saudí. Tenemos los astilleros mejores del mundo de donde salen buques de diversa clase para todos los países importantes de todos los continentes. Tenemos la red de carreteras y de ferrocarriles de los mejores del mundo. Tenemos una red hospitalaria ejemplar y un sistema sanitario de muy alta profesionalidad, ocupando nuestro país por su sistema de atención y eficacia sanitaria uno de los cuatro primeros lugares del mundo. Somos el país más longevo de Europa y nuestra calidad de vida es envidiado por el mundo entero. Hemos ofrecido al cielo una pléyade importante de santos y santas, fruto de las grandes cualidades humanas que adornan a la mayoría de los habitantes de esta vieja «piel de toro» nuestra, envidia del mundo, pero demasiado desconocida por nosotros mismos. Hemos ofrecido a las ciencias y a las letras unos cuantos premios nobel que manifiesta la alta preparación y cualificación que se puede lograr y alcanzar en nuestra España con esfuerzo, trabajo y ganas. Tenemos también una multitud enorme de deportistas que han escrito las más bellas páginas de gloria y esfuerzo a lo largo y ancho del orbe entero, logrando para su país premios importantes para la grandeza de nuestro deporte y de nuestros esforzados deportistas.

En fin que somos, sin lugar alguna, un país de ensueño y que tenemos motivos sobrados para ir por el sendero de la vida con la cabeza alta y la mirada limpia. Somos un país que la mayoría de sus moradores saben ser, saben estar y además saben hacer, pero como afirmaba con claridad meridiana y rotundidad rigurosa anteriormente, tenemos una clase política que no parece de este país, una clase política abyecta que no vale absolutamente para nada y que probablemente roce la mediocridad e incluso la indecencia. Obviamente que hay excepciones, sin duda alguna, y aunque yo conozca a demasiadas pocas las tiene que haber porque ningún mal suele ser absoluto.

Es posible que mis palabras hayan resultado duras e incluso crueles, lo que lamentaría, pero hay que reconocer con rigor, que no hay mayor crueldad e indignidad que dejar deslizarse la grandeza de nuestra patria, por la pendiente hedionda de la mediocridad de los estúpidos, desde luego injusta y no merecida.

Nos hacen falta personas que al querer dedicarse a la, sin duda, noble profesión de la política cuando va dirigida al bien común, asuman con convicción real y rigurosa el principio moral que hace más de 70 años proclamó el insigne Dr. Marañón: «En la vida amar y querer algo y estar dispuestos a sufrir por ello, es la única forma que existe de vivir con plenitud y sobre todo con dignidad».

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