AL TRASLUZ
Los pelos del sombrajo
Hay una expresión española para esto: ¡éramos pocos y parió la grandma! Boris Johnson es ya el nuevo primer ministro del Reino Unido. Hala, otro líder mundial al que no le dejaría las llaves de mi coche nuevo, ese que no tengo. Antes se las dejo a Paquirrín, para que vaya a hacer un bolo a Las Vegas, o a Calleja para que participe en el Dakar. No querría tenerle ni de presidente de escalera. Sus admiradores dicen de este defensor del brexit duro que es carismático y que logra vender polvorones en el desierto. Pero ¿por que has de aplaudir a quien te vende, en medio de la tormenta de arena, algo que no necesitas? Espejismos, los justos. En tal situación, mucho mejor que te oferten un camello, una gaseosa o el móvil de Lawrence de Arabia. Pero eso ya no figura en sus excedencias. Según Tony Blair, es la versión empeorada de Trump, algo que cuesta creer, salvo que se refiera al peinado. El mandatario estadounidense se peina a martillazos y mister Johnson con electroshocks. A cualquier cosa llaman look. Pero aún peor es lo que ocultan debajo del cuello cabelludo. Son dos populistas, para quienes dos y dos son five.
Mientras, este columnista se consuela releyendo los relatos detectivescos de Chesterton sobre el padre Brown, cuyo ayudante, un francés llamado Flambleau, se fue a vivir a España y casó aquí con una dama española. «Pues si no es por Bond, vuestro Vázquez no crea Anacleto agente secreto», nos argumentará Johnson. Of course. También releo Trafalgar, la primera novela ejemplar de Pérez Galdos, a la que no volvía desde mi adolescencia. Perdimos la batalla naval contra los ingleses y ganamos años después una obra maestra. ¡Qué inmenso escritor hemos aportado a la literatura universal! Por cierto, no recibió el Nobel porque desde España se creó una campaña de boicot. Los académicos suecos se acoquinaron. En esto también sin rencores, todos hemos bailado las canciones de Abba.
Boris Johnson es periodista, pero me va a permitir que no lo considere un colega, como sí, en cambio, se lo considero a Chesterton. También es historiador. Y a Cicerón, el de Historia magistra vitae se le habrán caído los pelos del sombrajo. ¿Alguien sabe cómo se dice en inglés Y lo que te rondaré, morena?