Diario de León
Publicado por
Antonio Papell
León

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Un periódico digital apuntó sin pruebas una relación de complicidad del Centro Nacional de Inteligencia con el imán Abdelbaki Es Satty, cerebro de los atentados del 17-A de 2017, y sostuvo que los servicios secretos conocían los movimientos de la célula terrorista hasta días antes. Pocos medios de comunicación solventes prestaron oídos a aquella denuncia, totalmente inconsistente y que el propio medio relativizó poco después. Con posterioridad, la errónea afirmación de que se habían eliminado los antecedentes penales y policiales del comando que llevó a cabo los atentados del 17-A en Barcelona desató una teoría de la conspiración con varias versiones. La inicial de la CUP fue la más directa: «¿Qué queréis, negociar con un Estado que escoge un atentado para parar un referéndum?», se preguntó en Twitter la exdiputada cupera Mireia Boya. Luego, la CUP se desmarcó de la conspiración y sólo JxCAT y ERC alimentaron la relación entre el 17-A y el CNI.  

La realidad, reconocida por todos los cuerpos policiales incluidos los Mossos, contenida en los informes de Instituciones Penitenciarias y de la Guardia Civil, y ya incluida en los sumarios judiciales, no ofrece dudas, y no hay un solo elemento que apuntale la detestable teoría de que el Estado provocó aquellas muertes para frustrar el ‘procés’. Pero hay quienes no se atreven a desmarcarse del todo, ni siquiera cuando la evidencia les niega todos los asideros sin excepción. Y el Ayuntamiento de Barcelona ha sacado adelante una proposición que insta al Congreso de los Diputados a investigar la relación entre el imán de Ripoll, Es Satty, y el CNI. La insidia ha salido adelante con el apoyo de ERC y de JxCAT, así como de Barcelona en Comú, esta última con la habitual ambigüedad: acudieron al pleno sólo tres de los diez concejales de que dispone, y entre los ausentes estaba la alcaldesa, Ada Colau. La invención de patrañas para desacreditar al Estado de Derecho y a las instituciones democráticas es un ardid muy antiguo que en las democracias consolidadas produce hilaridad en la opinión pública. Pero esta clase de actuaciones mendaces siempre dan información sobre la catadura moral de los extremistas que siembran las insidias y los tontos útiles que las replican hasta la extenuación. Esta vez, y como era de esperar, con el señor Torra a la cabeza.

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