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Publicado por
José María Prieto Serra | Escritor
León

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Recuerdo que, en las primeras elecciones que se celebraron en España y también en algunas de las más cercanas, había unos tiempos perfectamente observados. Quiero decir que había reglas de juego respetadas por todos y también, como en el golf, ciertas reglas de cortesía. Todo el mundo recuerda la pegada de carteles el mismo día y a la misma hora (parece la letra de una sevillana), se fijaban plazos para el comienzo de la campaña que, reitero, todo el mundo respetaba.  

Pues todo eso ha cambiado y lo de ahora no se escapa de ese cambio. Ahora, en estos momentos a un mes aproximadamente de las elecciones, ya no sabemos si estamos en precampaña, en campaña o en poscampaña. ¡Qué desbarajuste! Se han perdido las formas y pienso que va a ser muy difícil recuperarlas. Pareciera que todo el año es campaña. A eso han llegado estos políticos que tenemos y que naturalmente si lo hace el adversario, está mal pero si lo hago yo que nadie me critique. Pero ya saben, aquí nunca pasa nada.  

Cuesta entender y mucho mas aceptar que con la cantidad de viajes que se echan al coleto esos políticos, no hayan aprendido absolutamente nada de lo que se hace por ahí fuera que, mire usted por donde, lo suelen hacer bien. Desde luego mucho mejor que nosotros. Pero parece que no interesa. ¿Y eso va a durar mucho tiempo? Quien sabe. Se suele decir que cuando vienen las vacas flacas, desde el punto de vista económico, suelen arreglarse las cosas porque si no, ya me contará usted.  

Y todas las informaciones, especialmente internacionales auguran un tiempo venidero difícil por no decir muy difícil. Pues lo digo. Tendremos tiempos muy difíciles cada vez más pronto y eso no es bueno, ni para elecciones ni para nada.  

A nuestros mediocres políticos, les tiemblan las piernas si piensan que deben advertir a sus electores que se avecinan tiempos de aquella manera. (Que risa con Zapatero que no aceptaba ni la palabra crisis). Para sacar pecho cuando han inaugurado dos kilómetros de carretera, fiesta con bombo y platillo pero cuando se trata de contar verdades que siéndolo, duelen, entonces se esconden y yo no soy el responsable.  

Ellos, los políticos, lo saben, lo practican y cuando viven una época como la actual de preelecciones, resulta que todos los días, son campaña. Ni plazos, ni ná de na. Y así nos va. Me río cuando se dice que estamos en campaña. Mi querido amigo político; estamos en campaña todo el puto año. Y eso, para Juanito español, es insoportable. Por ahora han sido cuatro elecciones en cuatro años. ¿Es eso normal? ¿Eso ocurre en un país normal? Como decía el actor en la famosa serie «un poquito de por favor…»  

La campañas políticas, deben ser herramientas en manos de los políticos para hacer llegar sus mensajes, sin mentiras, a aquellos a los que se les requiere su voto. Por tanto la campaña es una buena acción cuyo destinatario final debe conocer y evaluar su contenido de forma que le ayude a votar lo que le parezca más adecuado para su país. Pero eso no es lo que estamos viviendo. Estamos viviendo un totum revolutum donde se pretende que el que más grite tenga más razón. O sea lo de siempre. De ahí no nos apeamos. No es de recibo que tengamos tan poco talento político cundo de estos temas se trata, porque de tener unas cárceles como hoteles de cinco estrellas, los políticos presos catalanes, se las saben todas. ¡Qué les toquen el bolsillo verás como protestan!  

Total, que no valemos ni para observar unas normas electorales como hace todo el mundo de Dios. Pero eso, no lo quieren copiar nuestra mediocre clase política. Menudos son ellos y ellas.  

A pesar de todo, un pequeño ruego; estamos, lo queramos o no, en campaña electoral. Eso significa, entre otras cosas que se ha abierto la veda.  

Ahora que la berrea inunda nuestras dehesas y montes, con bellos sonidos vendría bien que los políticos con una verdadera visión de estado, hablaran sin chillar y nos acercaran verdaderas propuestas con atractivo para nuestro país.  

Estemos o no estemos en campaña. Pero es que además lo estamos.