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TRIBUNA | San Marcelo, patrón de la ciudad

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MÁXIMO CAYÓN PÉREZ | CRONISTA OFICIALLA CIUDAD DE LEÓN
León

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Los restos mortales de San Marcelo reposan en la iglesia parroquial del mismo nombre, en un arca de plata, cincelada en 1627 por el platero leonés Hernando de Argüello, depositada debajo de la mesa del altar mayor. Asimismo, desde 1631, en el retablo central del templo, se venera su imagen, encargo del regidor leonés Ramiro Díaz de Laciana y Quiñones a Gregorio Fernández, mediante contrato de fecha 19 de febrero de 1628. Su coste alcanzó la cantidad de trescientos ducados. Policromada por Diego Valentín Díaz, estrecho colaborador del imaginero, la talla, que es de tamaño mayor que el natural, viste indumentaria militar española del siglo XVII.  

Marcelo, centurión y legionario, estaba adscrito a un escuadrón de la Caballería Astera de la Legión VII Gémina. Casado con Nona o Nonia, con quien tuvo doce hijos, «siendo Cónsules Fausto y Galo, el día 5 de las kalendas de agosto», es decir, el 21 de julio del año 298, confesó públicamente su adhesión al catolicismo, en el transcurso de la fiesta conmemorativa de los natalicios de los emperadores Diocleciano y Maximiano, que ocupaban el solio de Augusto en forma de diarquía. Dignas, pues, de subrayado son su valentía y determinación, porque Marcelo hizo su «Confessio» ante las más altas magistraturas romanas, presentes a la sazón en la tribuna principal emplazada en el lugar donde hoy se alza la iglesia dedicada a su memoria. Juzgado y martirizado en la subprefectura de Tánger, fue ejecutado el 29 de octubre del referido año.  

Sepultado allí por la comunidad cristiana, antes de ser decapitado, Marcelo se dirigió al Presidente del Tribunal en los siguientes términos: «Gracias, Agricolao, Dios te pague el bien que me haces». Un poeta leonés, César Aller, [ Esta tierra y mi palabra, León. 1960. Pg. 60 y 61], lo ha cantado con estos versos de sesgo lorquiano: «Por el cielo azul de Tánger/ aceros de muerte vuelan;/ ríe Marcelo y da gracias/ al recibir la sentencia./ De rodillas, su oración/ ahora es total ofrenda./Muere Marcelo de un tajo/ asesino en la cabeza».  

Siglos más tarde, en la batalla de Arcila, el 28 de agosto de 1471, Alfonso V de Portugal tomaba Tánger. El triunfo propiciaba el hallazgo de una tumba con una inscripción que decía: ‘Marcellus, Mártir Legionensis’. Recuperados así los restos mortales del mártir leonés, años después, el 29 de marzo de 1493, Sábado Santo, llegaban a León. Reinaba entonces Fernando el Católico, quien se desplazó a nuestra ciudad para presidir los actos organizados con tan gozoso motivo.  

Para desligarla de la liturgia propia de la Semana Santa, la fiesta de la referida traslación se fijó en el Martes de Pascua Florida. Así, durante todo este día, las reliquias del santo legionario se exponían a la veneración de los fieles en la iglesia de San Marcelo, y, además, se abría la capilla del Santo Cristo de la Victoria, donde la tradición sitúa su vivienda.  

La implicación de Fernando el Católico resultó decisiva en el proceso del traslado desde Tánger a nuestra ciudad, promovido por el Cabildo catedralicio y el Concejo leonés. Las reliquias del Santo Centurión se depositaron en la antigua iglesia del siglo XII, puesta bajo su advocación. Y de aquel templo románico pasaron al actual, de estilo herreriano, obra de Baltasar Gutiérrez y de Juan de Ribero Rada, arquitectos de la Catedral y del Palacio de Poridad, respectivamente, inaugurado el 10 de marzo de 1628, por Gregorio de la Pedrosa, obispo de León.  

Los restos del Santo Legionario, en diversas ocasiones, solo o en compañía de otros cuerpos santos de la ciudad, fueron llevados en rogativa a la S. I. Catedral para solicitar el beneficio de la lluvia, el bienestar del Reino de España, o la remisión de episodios epidémicos.  

Actualmente, tal y como señala Marqués de Fuente Oyuelo en el capítulo XXX de la citada obra, «el día de San Marcelo, patrono de esta nobilísima Ciudad, [el Corregimiento] se junta en la Catedral, y el Cabildo de ella sale en procesión, y va a la Iglesia parroquial de este glorioso Santo, que goza su inestimable cuerpo, y allí se dice la misa con toda solemnidad, y la Ciudad se sienta con el Cabildo en la misma forma que va dicho en los días de sermones y letanías: vuélvese a la Catedral, adonde se da fin a la función». Cada 29 de octubre, el Ayuntamiento de León y el Cabildo de la Catedral honran la memoria de San Marcelo, patrón de esta antigua Corte de Reyes. Y de la Policía Local, por acuerdo del pleno municipal del 25 de enero de 1983. Una tradición secular en el calendario de las celebraciones legionenses.

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